Los siguientes poemas aparecen en el libro Templo de carne, de Luis Eduardo Aute:
ÉXTASIS DE ÁNGELES CAÍDOS
Acudo
a tu templo de carne
como quien va a misa
dispuesto a oficiar
la ceremonia de la Consagración.
Y me acerco
a tu altar de transubstanciaciones,
divino alimento humano
donde bebo tu sangre,
cual vampiro,
donde como tu cuerpo,
cual gusano,
practicando, en un éxtasis de ángeles
caídos,
la comunión original.
IDIOSINCRASIA NACIONAL
Dios te bendiga si dios quiere,
Con la ayuda de dios.
A dios rogando y con el mazo dando adiós.
Vaya por dios, dios mío, la de dios
Es cristo como hay dios.
Dios mediante, si dios no lo remedia,
Los sin dios con dios
Como dios manda.
Aquí no se mueve ni dios; castigo de dios
(dios así lo dispone).
Por dios, por dios,
los que dios mande, dios proveerá.
Dios aprieta pero no ahoga a la buena de dios.
La madre de dios en las manos de dios,
Como dios
Por esos mundos de dios.
¡Dios santo
dios no lo permita!
Dios te bendiga, pordiosero.
TENGO SED
«Tengo sed»,
me oíste decir
con el aliento apenas.
Y me arrullaste, como a un recién nacido,
contra tus pechos ávidos
de labios míos.
Me diste de beber.
Y luego de saciarme,
te repetí:
«tengo sed»,
sin aliento apenas.
Me arrullaste, esta vez,
entre tus muslos
y de nuevo, me diste de beber.
En la fuente de la vida
y de la muerte, te sellé,
con un beso,
mi
último suspiro.