Hoy a las 11 de la noche había 25 moscas en el techo de la sala, dos en una pared de la cocina y una más volando.
Empecé oficialmente la misión "recuperación del hogar", a la que me dediqué concienzudamente buena parte del día. Creo que con dos días más de trabajo llegaremos a estar en una casa limpia. Entonces me dedicaré a sacarlas de nuestra vida. Que existan, vale; que entre alguna, ni modo; ¿pero 28? ¿Qué se puede esperar del verano si ahora hay 28 moscas adentro?
He leído que sirve limpiar con vinagre, hacer trampas para que queden atrapadas y esparcir aromas que les molestan, como el del alcanfor o la citronella, que ya me habían recomendado para los mosquitos. Lo de las trampas podemos dejarlo como último recurso, porque me va a parecer horrible ver a las moscas pegadas a la miel o zumbando en una botella; no quiero imaginarme si además hay que oír su zumbido. Afortunadamente, las que nos invaden no son de las escandalosas; sinvergüenzas, sí; pero no escandalosas.
ACÁ se puede leer mi clasificación del comportamiento de estos bichos.
Silvia Parque