Tenemos que hablar, y mucho.
Para no levantarnos un día y creer no conocernos.
Tenemos que hablar, cada noche,
para cuando lo demás se vaya.
Cuando ese amor fácil y fluido se disipe,
y nos hayamos quedado sin haber construido nada,
confiando en la magia, creyendo en las películas.
Para tener mucho más que eso, quiero conocerte cada día un poco más,
tanto que lo demás no sea nuestro pilar, sino la historia que nos creó, la primera pieza de nuestro hogar.
Hablarnos, cada noche, de todo lo crucial de la vida
Saber qué piensas, qué temes, qué deseas
No dejarlo al azar, a lo que surja
que esto parece rodar ahora, al principio, pero requiere presencia
requiere preguntas y respuestas.
Para que no nos atrape el tiempo a traición y nos asustemos al vernos y no entendernos
con todo el tiempo que tenemos, no lo malgastemos por la absurda confianza en el efímero romance
Pregúntame, cada noche, como deshojando una flor.
Tenemos que relatarnos hasta quedarnos sin palabras.
Tenemos que hablar. Y mucho.