Que conste que estoy posteando solo para que no se me olvide. Bueno, también porque tengo un síndrome de abstinencia espantoso. ¡¡Os extraño!! ¡¡ Quiero terminar de una vez para poder volver a mis rutinas!!
Vale, vale ya dejo de quejarme.
Bueno el caso es que teníamos sospechas que alguien visitaba nuestra cocina por las noches, a pesar de tener a dos gatos durmiendo en ella.
Hace unos días estábamos cenando en la cocina con una amiga y de repente va ella y dice con los ojos muy abiertos:
-En esa encimera hay un ratón- señalando a un sitio en concreto de la cocina.
Lo siguiente fue yo en el salón intentando mantener la compostura y sin hacer mucho escándalo.
En la cocina se quedaron el Consorte y el Niño dispuestos a pillar al intruso. Vaciaron el mueble en cuestión, quitaron zócalos, levantaron encimera y nada. Allí no había nadie.
Cocina patas arriba. Amiga se marcha. Ya en la soledad familiar.
-¡¡Os voy a advertir una cosa, como no se encuentre el ratón yo no vuelvo a entrar aquí, me mudo a vivir a un hotel y aquí os quedáis!! Mira que me paso la vida diciéndolo en verano ¡¡cerrad las puertas, coño!! Pues nada, ahí están las consecuencias.
-¿¿¿Y para qué sirven tus dos hermosos gatos que tenemos a cuerpo de reyes comiendo y bebiendo todo el día y cada uno con una poltrona en la cocina??? Porque el ratón viene a la cocina y te recuerdo que estos dos duermen aquí, panza arriba y calentitos.
-Ehhh un momento, a mi hijo dejarlo fuera de la discusión que él no tiene todavía desarrolladas totalmente sus capacidades de caza.
Consorte con cara de padre.
-A ver Niño, El rata tiene más de tres años.
-Pues eso, un bebé aún. Otra cosa es la gata, que esa sí que no tiene perdón de Dios al dejar pulular por aquí un ratón.
-¡Me da igual lo que digáis. Quiero a ese monstruo fuera de mi casa!
Cocina patas arriba y yo liada todo el fin de semana en el proyecto y sin tiempo para poder ocuparme del seguimiento del gabinete de crisis, pero teniendo que escuchar toda la movida, porque el mejor sitio de discutir del asunto es el estudio, que coincide es dónde yo estoy trabajando.
Consorte llega con un paquete XXL de sebo fresco para ratones que garantiza la muerte lenta pero segura del bicho.
-¡¡De eso nada!! Pero papá, como se te ocurre envenenar al ratón. No ves que los gatos se lo pueden comer.
-¿Y qué te hace suponer que unos animales que duermen a pata suelta en el mismo sitio que pasea tranquilamente un ratón, luego se lo van a querer comer si lo ven por el jardín ó donde sea?
-Porque ellos cazan ratones fuera, no dentro.
-¿ Niño, me estas vacilando?
-Hazme caso papá. Si El rata lo ve, se lo comerá y nos costará un dineral el veterinario.
-Me has convencido.
-Lo mejor son las trampas. Le ponemos unas trampas y ¡ZAS! En menos que canta un gallo lo tenemos cadáver.
No quiero inmiscuirme en la aventura paterno/filial de la caza del ratón, entre otras cosas porque no tengo tiempo.
Los oigo cuando se van en el coche. Yo sigo a lo mío porque los días avanzan y yo siento que las horas no me cunden como deberían hacerlo. Los oigo cuando llegan y rezo porque se queden en la cocina y me dejen en paz.
Desgraciadamente no ha habido suerte. Parece que en una casa nada pequeña, queremos estar todos juntitos en la misma habitación.
-Mira Madre, hemos comprado tres trampas, una de cada clase, para que no tenga la más mínima oportunidad de escapar.
-Hmmm, vale.
-Venga Niño vamos a poner las trampas y deja a tu madre trabajar.
-¿Y qué le ponemos?
-Que le vamos a poner, pues queso.
-¿Y cómo sabes si le gusta el queso? Yo creo que este ratón nunca ha comido queso.
-Porque a todos los ratones les gusta el queso.
-¿Pero qué tipo de queso? Porque hay un huevo de ellos.
-¿Podéis debatir los gustos gastronómicos del ratón en otra parte?
Se van, por fin. Intento concentrarme en lo mío. De repente empiezan a discutir y a pegar voces y a mí se me empieza a trastocar el humor y el CSS.
-¡A ver papá, que así no es! Si te lo estoy enseñando en el móvil, joder.¡ Si es que está clarísimo! Así no es, te pongas como te pongas. ¿Qué no lo ves? Mira.
Entran en el estudio como un par de elefantes en una cacharrería.
-Quítate un momento madre, que le voy a enseñar a papá una cosa que no lo ve en el móvil.
Me levanto y empiezo a alucinar. Un tutorial en Youtube de cómo poner una ratonera.
-¿¿¿En serio que necesitáis un tutorial para poner una trampa para ratones???
-¿Lo ves padre, que era como yo decía? ¡Si es que no te fías, joder!
-Bueno venga, vamos a ponerlas y deja de dar cátedra anda.
Ponemos una debajo del mueble en cuestión, otra debajo del mueble del fregadero y otra detrás de la librería.
-No pongáis ninguna detrás de la librería que no es buena idea. Allí pueden acceder los gatos desde que la separamos un poco, después de lo de la trucha.
-Ya, pero los gatos no son tontos madre.
-El tuyo, sí.
-¡¡Oye no lo insultes!!
-Vale. Yo no pago el veterinario, te lo advierto.
-No va a pasar nada porque la voy a poner detrás del mueble pero bien para adentro.
-Vale, no tengo tiempo de discutir.
Se marchan a poner las trampas y yo por fin puedo concentrarme en lo mío. Sigo trabajando y la verdad es que siento que las horas pasan demasiado deprisa pero a la vez también es cierto que la cosa va avanz
-¡¡¡MIAAAAAAAAAAAAAAAAAAUUUUUUUUU!!!
El Rata está lesionado… Menos mal que ha sido poco más que la uña.
Última hora: el ratón sabe roer el queso justo hasta antes de que la trampa salte. Me temo que tenemos otro miembro en la familia y este nos ha salido listo. Se aceptan ideas.