de Sophie Kinsella
Tenía ganas de leer algo ligero, sin pretensiones, que me hiciera pasar un buen rato y me hiciera olvidar el calor del verano. En ese aspecto, Tengo tu número ha cumplido con su cometido, aunque es cierto que esperaba encontrar algo más que eso.
Diez días antes de la boda, Polly pierde su anillo de compromiso. Todo se tuerce en un hotel lujoso de Londres en el que ella y sus amigas están celebrando su despedida de soltera por todo lo alto. Todas quieren probarse ese anillo tan valioso, y entre risas y champán, suena la alarma de incendios y salen corriendo a la calle. Al llegar fuera, nadie tiene el anillo. Desesperada, Polly , empieza a llamar a todo el mundo para pedir ayuda y ¡alguien le quita el móvil de la mano! ¡Se lo han robado también! ¿Cómo la van a avisar ahora cuando encuentren el anillo? Y acto seguido, ve un móvil en una papelera, un móvil tirado a propósito a la basura y que ella necesita urgentemente. Polly le pasa el nuevo número a todos sus amigos y además contesta las llamadas que recibe y lee los mensajes dirigidos a la propietaria anterior, la secretaria (que acaba de dimitir) de Sam Roxton, un empresario importante. Mientras sigue buscando el anillo, Polly está en contacto con Sam Roxton, el dueño del nuevo teléfono. Sam le dejará quedárselo un tiempo a cambio de que le reenvíe todos los mensajes que reciba, pero Polly a veces contesta de parte de Sam en temas profesionales y también personales. No tiene freno. Sam también empieza a opinar sobre la vida de Polly, sobre su boda, sobre los suegros y sobre el mismo novio, quien, quizás, no sea tan maravilloso como pensaba.
En Tengo tu número, he encontrado una historia sencilla, a ratos demasiado simple y a ratos demasiado inverosímil, con unos personajes que intentan ser personas pero se quedan en simples caricaturas. Me ha gustado el hecho de que la autora les diera profundidad analizando sus personalidades y reflejándolas en los mensajes de móvil que se mandan los dos protagonistas. La faceta extrovertida de Poppy esconde a una chica insegura que busca la aprobación de cuantos la rodean, y aunque puede resultar evidente a juzgar de su comportamiento, Kinsella consigue que lo evidente no lo sea tanto. El problema es que ese trabajo de personajes se queda ahí: no se profundiza ni se ahonda en otros aspectos de sus personalidades. Obviamente, no hablo de exámenes psicológicos ni nada por el estilo, pero he tenido la sensación de que no conocía en absoluto a Poppy o a Sam más allá de ese único rasgo característico. En cuanto a los secundarios, he tenido la misma sensación, aunque intensificada. La mayoría están ahí para cumplir con su papel, y cuentan sólo con la personalidad necesaria para llevarlo a cabo.
La trama parte de un punto interesante, aunque el devenir de los acontecimientos vaya siendo menos creíble a medida que van avanzando las páginas. Aun así, la autora ha conseguido que no me dé cuenta (o mejor dicho, que no me preocupe) de eso, porque gracias a su estilo fluido me he visto atrapada en la lectura y antes de que me diera cuenta, ya había devorado todo el libro. Además, me ha hecho reír y a pesar de todos los fallos y problemas que presenta la novela, me lo he pasado bien leyéndola.
A pesar de eso, el que el libro me haya hecho pasar un buen rato no es suficiente para que no me haya dado cuenta o olvide sus carencias. He echado de menos más profundidad de personajes, una trama más realista, una narración más elaborada... En conjunto, la historia me ha sabido a poco, aunque para ser justos, estoy segura de que el objetivo de la autora no era otro que una novela como es Tengo tu número: entrenida, ligera y fácilmente digerible. Si buscas un libro con estas características, adelante.