Ficha técnica:
Título: Tengo tu número Autora: Sophie Kinsella Editorial: Plaza y Janés Género: novela contemporánea, chick lit Páginas: 432 Publicación: Octubre 2012 ISBN: 9788401353437
Sinopsis (editorial):
Poppy Wyatt casi no se lo cree. ¡Nunca en la vida ha tenido tanta suerte! Pero, justo cuando está a punto de casarse con el maravilloso Magnus Tavish, su final feliz empieza a desmoronarse. No solamente ha perdido su valioso anillo de compromiso durante un simulacro de incendio en un hotel, sino que también le han robado el móvil. Aturdida, desesperada, mira alrededor suyo y ve un teléfono tirado en una papelera. "¡Perfecto, para mí!", piensa. "Ahora podré dejarles un número de móvil a los del hotel para me llamen cuando encuentren mi anillo."Antes de nada, quiero agradecer a Momentos de Silencio Compartido y Libros que hay leer que nos hayan propuesto que noviembre sea el Mes de los Libros de Humor porque, si no, este libro hubiera seguido esperando a que a mí me diera por leerlo y no me lo hubiera pasado tan bien como me lo he pasado. Ya había leído a Sophie Kinsella en otra ocasión y tampoco esta vez me ha decepcionado. Y eso que aún no me he estrenado con los que, según Laky, son sus mejores libros: la saga Loca por las compras.
Bueno, casi perfecto, porque el propietario del teléfono no está muy de acuerdo. Quiere que se lo devuelva y tampoco le hace ninguna gracia que Poppy se lance a leer sus mensajes y a meterse en su vida personal.
Lo que sigue es una historia de enredos tan ingeniosos como inesperados mientras Poppy y Sam se entrometen el uno en la vida del otro a través de sus mensajes y correos. Poppy no confiesa que ha perdido el anillo, las preparaciones de la boda siguen adelante, pero todavía le espera la sorpresa más grande de su vida.
La narración no se anda por las ramas, comienza ya en plena acción: Poppy busca desesperada su perdido anillo de compromiso. La presentación de personajes se va haciendo sobre la marcha. En muchos casos, la propia Poppy nos cuenta (la narración recae sobre la protagonistas, en primera persona) quiénes son o cuáles son los rasgos principales de su carácter pero en otras ocasiones, los propios personajes se van retratando con sus acciones o con sus comentarios. De todos ellos, el más misterioso es Sam, claro está, porque Poppy lo conoce al mismo tiempo que nosotros, así que iremos descubriendo cómo es a la vez que la protagonista. Y, para mí, ese es uno de los puntos positivos de la novela, porque me ha implicado emocionalmente con Poppy, con la evolución de sus sentimientos y su conocimiento de Sam. Un Sam que para mí (y en el momento de enganche total que me tengo a los programas de reformas de Divinity) tenía el pelo, los ojos, el porte y la sonrisa perfecta de Drew Scott.
A pesar de lo previsible de la línea argumental central (si no ese argumento no fuera por donde va no estaríamos hablando de chick lit), Kinsella sabe introducir situaciones que generan humor a través de la ruptura de tópicos o la divergencia respecto a lo esperado, a lo que las comedias románticas cinematográficas y otras novelas románticas se han encargado de utilizar hasta la saciedad y el agotamiento. Ocurre, por ejemplo (e intentado no destripar nada a nadie) en el capítulo final, con Poppy frente al altar. Sabes que tiene que ocurrir algo, porque si no, no sería romántica, pero me parece muy original y divertido (y muy bien traído, por supuesto) la marabunta de mensajes de móvil que idea para dar paso al colofón de la novela.
Son muchos los momentos en los que no he acabado de entender por qué Poppy hace lo que hace pero sus acciones no me han parecido inverosímiles, encajan muy bien con la caracterización del personaje (sobre todo cuando la visión que tenemos de ella se completa con lo que piensan otros personajes, principalmente Sam)... es solo que yo no hubiera hecho lo mismo en su lugar. Quizá yo me parezca más a Sam, aunque también tengo mucho de Poppy. Y es que Kinsella crea dos personajes opuestos en muchas cosas pero parecidos en otras muchas que se complementan y se transforman mutuamente a la perfección.
Y es que, aunque velados, Kinsella presenta varios temas sobre los que reflexionar en la novela: las inseguridades, el duro mundo de los negocios, el ámbito intelectual, la incapacidad para comprometerse, cómo afecta a alguien la pérdida de seres tan queridos como sus padres, la comunicación a través de las nuevas tecnologías o el amor en los tiempos de internet.
En definitiva, una historia divertida, fresca, dinámica, que se lee casi sin darte cuenta; una trama con sus enredos y su final feliz en el que la nueva (o ya no tan nueva) comunicación a través de los móviles abre las puertas a una reinvención del género romántico.
Nos seguimos leyendo.