Revista Literatura

Tenía que decírtelo

Publicado el 13 marzo 2013 por B
En el cónclave todo se magnifica, no me digas que no; ahí radica el verdadero problema de Dios y no en su misterio. La épica sólo existe en la Ilíada y en las dictaduras, o en la última canasta de algún partido de la NBA.
Me dan un codazo y me dicen que el amor también puede ser épico, que lo incluya en la lista. Acuérdate de aquel cortometraje, y suspiran. (Se refieren a la conversación entre los protagonistas de Dime que yo). Transcribo:
 Él: 
-¿Qué queréis las mujeres? ¿Qué queréis? Queréis putos Supermanes, queréis tíos fuertes pero que tengan tipín, que tengan pinta de atormentados pero que sean graciosos, os gustan poetas pero un poco brutos, queréis que sean constantes pero que sepan sorprenderos, queréis que sean sinceros pero que conserven el misterio, que estén locos por vosotras pero que pasen de vuestro culo, queréis que sean guapos pero que la belleza no importe, que tengan un buen rabo pero que el tamaño de igual. Joder, ¡Queréis superhéroes del equilibrismo! Queréis que tengan la capacidad de abriros el cielo en un momento pero sólo para vosotras, queréis que no tengan secretos pero también que sean como desconocidos cada vez para que luego podáis sentir las putas hormiguitas en el estómago. Lo queréis todo, coño, todo.
Ella:
Mira...quizá tu chica estaba muy confundida sobre lo que quiere de un tío, pero yo lo tengo muy claro: Básicamente quiero que me haga sentir que no estoy desaprovechando mi vida porque es muy corta, quiero que me abra las piernas, no el cielo, pero que lo haga cada noche, quiero que sepa mentirme, quiero que no me importen sus mentiras porque se deja su alma cuando esta conmigo, quiero que sea generoso porque puede, no por obligación, quiero que tenga sangre en las venas, quiero que me grite lo puta que soy cuando le abandono, quiero un poco de épica, quiero que le de igual lo que yo haga cuando no esté con el porque sabe que no voy a encontrar a nadie mejor, quiero que me tiemblen las rodillas cuando me agarre la nuca, quiero que la tenga bien grande y que el tamaño sí importe.
Fin de su idea transcripción.
Todas aplauden contentas y emocionadas, ahí tienes la épica, saltan, se abrazan felices y se van.
Ahora mi idea transcripción (Amor de juventud, Alice Munro):
Estaba algo borracha para entonces, y pensó en decirle a Dudley Brown que quizá "estaba" haciendo felices a esas dos mujeres. ¿Qué querría decir con eso? Quizá que les estaba dando algo en qué centrarse. Un duro límite que quizá un día una podría atravesar en un hombre, un nudo en su mente que una podría deshacer, una tranquilidad que una podría sacudir o una ausencia que se le podría hacer lamentar..., esas cosas que harán que una preste atención, aunque crea que se ha enseñado a no hacerlo. ¿Podría decirse de eso que le hace a una feliz?
Entretanto, ¿Qué hace feliz a un hombre?
Tiene que ser algo totalmente distinto.

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