La primera que vi fue Whitewash. Es un thriller que, aunque pudiera parecer bastante simple en su historia y elementos, realmente engancha. Además viene salteado con algunos toquecitos de comedia que le dan a la película el punto definitivo para convertirla en una pieza bastante interesante. Protagonizada por Thomas Haden Church, que hace papelón, esta película cuenta la historia de un hombre que es conductor de una quitanieves en Canadá y una noche sufre un fatal accidente en el que, sin querer, mata a una persona. Poco a poco el espectador será testigo de cómo este hombre se va complicando la vida y cómo el sentimiento de culpa le convertirá en una persona totalmente diferente.
El reto llegó con The Broken Circle Breakdown, una película que me conmovió desde el primer minuto de su metraje, pero que, como pasa siempre en los festivales, estaba proyectada en versión original con subtítulos, lo cual suponía ver una película en francés con subtítulos en inglés. Aunque al principio me volví bastante loca, la película enseguida me envolvió y me atrapó en su increíble historia y ya no me tuve ni que esforzar en entenderla.
Esta es la historia de un hombre que canta y toca el banjo en una banda country y que está bastante obsesionado con la idea de América y su cultura. Un día conoce a una mujer que trabaja en una tienda de tatuajes, y enseguida empezarán una relación que se verá llevada a su máximo nivel cuando viene al mundo su preciosa hija y se complicará cuando la pequeña, con tan solo seis años, sea diagnosticada de una grave enfermedad.
Acompañada por una magnífica banda sonora, The Broken Circule Breakdown es una de esas películas que te toca directamente en el corazón, que te hace sentir las emociones de sus personajes. Como podréis comprobar, me gustó mucho más esta segunda, aunque le doy a las dos un copón de película.