La segunda es una canción de The Doors, del año 1968, titulada Hello, I Love You. El tempo es un poco más lento pero la similitud es sorprendente:
Ray Davies, el cantante de The Kinks demandó a The Doors. Cosa curiosa, un juez terminó dando la razón a The Doors, o lo que es lo mismo: no había plagio. En cualquier caso, hágase la siguiente prueba pericial: poner las dos canciones al mismo tiempo, superpuestas, a ver qué pasa...