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"the man of the bridge"

Publicado el 08 febrero 2013 por Mikeyf

De esto hace ya 14 años. Vivíamos en Geojedo, una isla al sur de la península coreana. Nosotros vivíamos a un lado de la bahía, y nuestro colegio estaba al otro lado. Todos los días, mi hermana y yo cogíamos nuestras bicicletas e íbamos al colegio. Para llegar, pasábamos por el puente que unía los dos lados de la bahía. Y en ese puente, daba igual que hiciera sol o que lloviera, que hiciera frío o calor, siempre estaba él.
Ese año escribí uno de mis primeros poemas en inglés, y se lo dediqué a él, "The Man of the Bridge". No sé muy bien porque lo escribí en inglés y no en castellano. Puede ser que fuera el hecho de que hablará más horas en inglés que en castellano al día, o que estuviera obsesionado con las letras de las canciones de Jewel y los poemas de su primer libro "A Night Without Armor", pero la verdad es que, fuera por lo que fuera, en esos dos años que vivimos en Corea, casi todos los poemas que escribí, los escribí en inglés. Estos días he intentado encontrar mis cuadernos de entonces, y aunque tengo muchos de después de mi época en Corea, me es imposible encontrar los que escribí estando allí, igual que no recuerdo dónde puedo tener los poemas. De hecho, creo que mi madre tiene algunas copias guardadas, y espero que a su vuelta (marchan en nada a Estados Unidos un par de semanas) podamos encontrarlos.
Por ahora sólo recuerdo el título, que es también el final del poema en sí. Acaba con un simple "He's just the man of the bridge". Me encantaría encontrar el poema, pues, con los años he ido olvidando datos de la historia. Recuerdo que pregunté a una de las secretarias coreanas de la oficina de mi padre, y, una de ellas, nativa de la isla, me contó que había gente que decía que era discapacitado mental, y otros decían que se le había ido la cabeza hacía unos años, cuando perdió a su hermana (o hermano). Pero, recuerdo que se me escapa algún detalle, y espero que ese detalle esté en el poema.
Yo estaba fascinado por el hombre en cuestión, y si algún día, por la razón que fuera, no nos cruzábamos con él en el puente, me preocupaba y me preguntaba qué le habría podido pasar. Era un hombre sonriente. Quiero creer que acabó sonriéndonos a nosotros, incluso saludándonos con algún tímido "hello", pero no puedo asegurarlo. Tengo ese recuerdo, pero es posible que con los años mi mente se lo inventara. Ese hombre fue mi primer encuentro cara a cara con la pobreza, sus pantalones con más remiendos que un trapo viejo, su cara sucia y cierto olor a pescado pasado (creíamos que vivía en una de las chabolas del puerto). Siempre que le veía me preguntaba qué empujaba a un hombre a llegar ahí; es verdad que no pedía dinero, creo recordar que recogía cartones, y, a veces, intentaba vender periódicos pasados. Los nativos no le daban demasiada importancia, ni siquiera le miraban a la cara. Nunca vi a nadie más que a mi hermana o a mí, dirigirle una sonrisa.
Yo le dediqué un poema en su momento. Del poema sólo recuerdo el final. De él recuerdo que siempre que le veía me preguntaba su historia una y otra vez.

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