Revista Diario

The walking curly haired dead

Publicado el 16 noviembre 2010 por Rizosa
Atención: post repleto de spilers, por favor absténganse de leerlo los que no hayan visto y tengan intención de ver la serie The Walking Dead.Hola, amiguitos. Hoy vengo a hablaros de una serie que está dando mucho juego en los blogs de mis amigos últimamente: the Walking Dead, supuestamente basada en el famoso comic de Robert Kirkman y Tony Moore. Digo supuestamente porque, si os soy sincera, no me he leído el comic y sobre eso no puedo opinar.
Sobre lo que sí puedo rajar a gusto es sobre la serie, más concretamente de los dos primeros capítulos de los que ya podemos disfrutar. Lo primero que puedo decir es que tengo sentimientos encontrados acerca de ella, ya que:
-Por una parte me mola. Me gustan las historias de zombis, muerte y destrucción, y me he tragado casi todas las películas y libros existentes sobre el tema. Creo que en un apocalipsis zombie yo sobreviviría sin problemas con un machete, vendas y litros de biofrutas.
-Por otro lado, la serie me parece una chorrez argumental adornada visualmente para parecer espectacular e impactar al espectador. ¿Que por qué pienso esto? Muy sencillo: no nos aporta nada nuevo, ni una sola cosa diminuta cual protón. Ya dejando aparte el plagio a películas como 28 días después, (evidente) the Walking Dead tiene unos fallos argumentales del tamaño de Cuenca. Y ya sé, ya sé que es ficción y que quizá habría que darle un poco de manga ancha, pero joeres, nada más empezar nos sale el prota en el hospital, un hospital medio en ruinas en el que adivinamos que han podido pasar meses, (¿años?) desde que el buen hombre se quedó en coma y llegan los zombis y hasta que despierta, solito en el mundo. Pero curiosamente ni su barba ha crecido, sino que luce una barbita atractiva y sessi de dos o tres días, ni el suero al que estaba enganchado para subsistir se había terminado. De ahí el conocido suero infinito, usado en los más prestigiosos hospitales de Michigan.
Pero sigamos con los fallos. Como ya dije, el  hospital está medio en ruinas, con las paredes negras y las puertas corroídas, pero cuando nuestro héroe sale y se pasea por la ciudad, el césped de los jardines sigue intacto y cuidado, verdezuelo. Da pie a imaginarse a los zombis montados en cortadores eléctricos, cuidando de sus jardines y bebiendo cerveza. Del mismo modo, la casa de nuestro protagonista está desordenada pero limpia. No hay bichos ni hierbajos ni polvo ni nada. Pero entonces, ¿cuánto tiempo ha pasado? ¿Semanas, meses o años?
Otro aspecto que no me mola nada de la serie es el protagonista sea tan desgraciao. Vale que no se pueda buscar la serie perfecta de final feliz y bambis saltarines, pero es que para llevarme un mal rato yo no veo la tele. Y qué quieren que les diga, yo soy muy aprensiva y me cuesta poco meterme en la piel del personaje... y resulta que nuestro hombre despierta en un mundo apocalíptico de puro milagro ya que a ningún zombi travieso se le ocurrió mirar en su habitación del hospital, y ves que de toda la raza humana tan sólo han sobrevivido unas pocas personas, entre ellas su mujer y su hijo y... ¡oh, fortuna traicionera! el amante de su mujer, que es también su ex-compañero policía. Coño, ya podría haberse salvao solo el hijo. Menuda zorra.
Es un pobre miserable, nuestro protagonista. Porque se fue a casar con una mujer que, tras sobrevivir al apocalipsis, no fue capaz de acercarse al hospital a ver si su marido sigue vivo. Una mujer que, sin tener claro si sigue casada o no, decide que ya es hora de buscarse otro macho para criar a su hijo. Y nuestro hombre dándolo todo para encontrarla y salvarla. Manda webs.
Yo es que no puedo con las injusticias, de verdá. Lo siento por los zombis, que son majos y donantes de órganos,  pero no creo que vuelva a ver la serie.Ya iré leyendo su evolución en vuestros blogs, que estáis todos obsesionaos con ella. A ver si os han comido el cerebro... 
The walking  curly haired dead

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