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Thor o Esta noche tampoco habrá temita, nena, me duele la cabeza...

Publicado el 10 junio 2011 por Escabechina
Thor o Esta noche tampoco habrá temita, nena, me duele la cabeza...
Debemos mucho a Darren Aronofsky si lo pensamos bien. Darren Aronofsky fue el tipo que consiguió en Black Swan -sí, ya ven, es cierto, cito en inglés y enlazo a IMDB, soy así de pedante- lo que nadie antes había conseguido, y esto no fue otro logro que el que la Natalie Portman tomase consciencia de para qué servía su coño. Sí, amigos, resulta que ella no sabía nada, nadie le dijo nada, pobrecilla, siempre en la inopia. Qué sorpresa se debió llevar. Todos esos años ahí, con el horno en standby... Pero no pasa nada, nunca es tarde si la dicha es buena, dicen, y de repente, ¡oh, albricias!, de repente, como digo, la Princesa Amidala podía follar... Amén de otras maravillas estimulantes y de refocilo como hacerse el dedillo recién levantada con su madre tiránica de convidada de piedra. (Ésta, a la madre tiránica en cuestión me refiero, parace que fue lo que el botox dejó de Barbara Hershey, otrora mujer de asiento trasero y pescozón en las nalgas, que hasta los íncubos se la rifaban de lo buen bocado que fue, y actualmente, parece, se comenta, hace las veces de dios primordial lovecraftiano o Nyarlathotep en sus ratos libres, aunque esa información aún no la tengo clara, está por verificar).
El caso es que Natalie Portman, dispuesta como nunca a recuperar el tiempo perdido y darle a su entrepierna toda la vidilla que se estuvo perdiendo durante años y años de inocente virginal bollicao, se topa con Thor, que es un tipo nórdico, clembuterolizado, con cara de pánfilo, y obsesionado con el martillo. El tipo ha leído a Nietzsche (¡Mucho Nietzsche, Mucho Nietzsche, eh, eh!) pero no lo ha asimilado. Así que sólo quiere oír hablar del dichoso martillo. El martillo, ¿dónde está?, ¿por dónde anda?, ¿quién me lo ha robado?... En resumiendo: El tipo es gilipollas. Porque tiene ahí a la Portman con el bajovientre on fire y las braguitas hechas mar, bebiendo los vientos por sus abdominales chocolateros, y el mierda éste no le hace ni puto caso, sólo piensa en qué y cómo dijo Nietzsche -otro gilipollas malfollado, pero éste alemán, que da más caché- que se usaba el jodido martillo. 
Pero lo peor de todo no es este aborto, amigos, no es esta tensión sexual no resuelta. No. Lo peor no es que un bollo como el de la Portman se quede, una vez más, sin su relleno de crema... Ni siquiera lo peor es que la película sea más aburrida que un almuerzo con Punset. Incluso, si me apuran, tampoco lo peor es que todavía nadie haya tenido el detalle de encontrar una residencia adecuada para Antohny Hopkins... Lo peor con sumarísima diferencia es que este aborto lo orquesta el señor Kenneth Branagh. Sí, amigos, Kenneth Branagh, el mismo que vistió y calzó Enrique V -estoo, ejem, quise decir Henry V-. Sí, amigos, Kenneth Branagh, ese Judas Iscariote...
Thor o Esta noche tampoco habrá temita, nena, me duele la cabeza... 

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