Hace tiempo que no te escribo. Como sabes ando metido en la preparación del taller que haré en el Congreso de Educación Social de Valencia, en mayo. Se llamará Las TIC al servicio del ciudadano. Tendrá un subtitulo: riesgo, libertad y creatividad. Seguro que te suena. Es el nombre de la exposición de Ferran Adrià que a ti y a mí nos gustó tanto. Lo copié para ver si el taller se impregnaba ya desde el principio, aunque solo fuese una pizca, del espíritu del genio.
Ya sabes que cuando me pongo con un tema o preparo algún proyecto dejo a mi mente que divague. Voy recogiendo de aquí y de allá. Las cosas más insospechadas que me pasan en el día; una lectura, una conversación, una imagen, me sirven a veces lo mismo que la literatura específica. Cosecho. Una cosa me lleva a la otra y a conectarla con una tercera. Conexiones. Lo de Ferran Adria, por ejemplo, que nos está dando tantas ideas. Y también un par de cosas que he leído esta semana y que me han confirmado, por la vía de la ciencia, que no ando tan desencaminado con mi anárquico método de trabajo.
No dejó a las TIC de lado, al contrario, no te dejaré de hablar de ellas aunque no lo parezca.
Verás,lo leí en El País, en un interesante artículo de César Molinas. Un físico, David Deutsch, sostiene que los humanos no somos todavía inmortales porque Atenas perdió la guerra del Peloponeso. Has leído bien. Comprenderás que este tipo de noticias me pongan. La cosa (es un poco más complicada, pero qué quieres, ¡esto es un blog!) , la cosa, digo, es que está demostrado que el progreso necesita de una sociedad abierta y optimista. Cuando pueda hacerse una copia del software cerebral y trasladarla a un nuevo cerebro y a un nuevo cuerpo parece que habremos conseguido la inmortalidad. Si no lo estamos haciendo ya es porque técnicamente no podemos hacerlo, no porque sea imposible. Es solo cuestión de tiempo. La aparente boutade del físico Deutsch viene a decir que si la Atenas del Siglo de Oro no hubiese sido aplastada por Esparta, es decir, si hubiese tenido continuidad en el tiempo una sociedad abierta y optimista como la ateniense, el progreso se hubiese adelantado varios siglos. Ahora seriamos inmortales y visitaríamos las estrellas. Es ciencia ficción, desde luego, pero no es una paranoia. C. Molinas nos recuerda que en solo un lapso de 66 años, (66 años, ¡una birria de intervalo!), se pasó del vuelo de cien metros de los hermanos Wrigth al paseo lunar de Armstrong. Poca broma.
Sigue leyendo. Ahora conecto todo esto con las TIC, no te me agobies. Pero antes te quería hablar de otro artículo aparecido en el The Wall Street Journal: Diez consejos para potenciar el ingenio, por Jonah Lehrer, autor de “Imagine: How Creativity Works”. Entre alguno de estos consejos (píntelo de azul es uno, pero no te me descojones tan rápido que te conozco, que Lehrer es un tipo muy listo) está la recomendación de despistarse (hay investigaciones que señalan que se resuelven mejor los problemas creativos en el momento del día en que se está menos alerta) , soñar despierto, pensar como un niño, o imaginarse que se está muy lejos, etc. Así hasta diez.
Después de un café:
Es aquí, en el terreno de las ideas, de las propuestas educativas, donde quiero moverme. Es lo mio. Lo nuestro, como diría Justo Molinero. Primero pensar en como los smartphone o las tabletas están cambiando a las personas a las que atendemos. No sus cerebros, o no del todo: hace falta mucho tiempo en términos evolutivos para que eso cambie. Pero si en sus costumbres, en sus relaciones, etc. ¿Que introduce la web 2.0 en la relación con el otro, con su hijo, con su padre, con la comunidad? ¿Que nuevas realidades se ciernen sobre la identidad o la privacidad? ¿Que interrogantes? ¿Que nuevos problemas? ¿Que oportunidades?Es en el momento en que las redes sociales dejan de intimidar, cuando puede surgir la educación. Domar las TIC significa ponerlas al servicio de las personas y no al contrario. En un contexto en que la crisis económica asfixia a muchas personas, en que parece que hayamos despertado de un sueño de crecimiento ininterrumpido, es importante pensar cómo las redes sociales pueden ayudar a los ciudadanos. Un ciudadano al que, en muchos casos, solo le queda tiempo. Tiempo, eso tan efímero y, sin embargo, tan valioso. ¿Como crear nuevas redes, nuevas conexiones personales? ¿Cómo aprovecharse de las oportunidades de ser otro, de ser múltiple, de crear identidades digitales que juegen a nuestro favor? ¿Cómo utilizar todo el saber que está a golpe de un click?Y para los profesionales ¿como crear redes de educación social abiertas, donde los proyectos sean el resultado de ideas interconectadas? Globales. Múltiples. Algo que se intuye en la red, pero que de momento es solo un balbuceo.
Nadie va a escribir el discurso de la educación social más que nosotros. Tampoco la web 2.0. Por eso será importante armarse de valor(es), y desarmarse de ideas preconcebidas. Por eso intentaré que, en algún momento, podamos pensar como un niño, imaginarnos que estamos muy lejos o soñar despiertos.
Un abrazo.
PD: Siempre he pensado que nuestras obras de teatro han sido una gran historia de amistad entre el teatro, la educación social y las TIC. Sin las TIC y sin nuestras ideas, o viceversa, no se hubieran dado muchas cosas que hemos vivido estos últimos años.. Por cierto, mucha mierda con el Alaska 2099 para el viernes, en Vinarós, y para el 13 de abril en Barcelona, en nuestro Almazen.
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