“Válgame mis orejas y bigotes, ya no llego tarde”
Con que cara se quedaría el conejo blanco de Alicia si ya no tuviera prisa. Un día de 25 horas, por arte de Magia.
Parece mentira que algo tan abstracto como el tiempo preocupe tanto al ser humano, siendo al fin y al cabo una medida inventada. A la par que los aparatos de medida se hacen más precisos, el ser humano tiene más prisa.
¿Para llegar adónde?
Qué pasaría si de repente olvidáramos los relojes y empezáramos a vivir sin preocuparnos ya del paso del tiempo, ¿seríamos más felices? o sería complejo parar, sentarse con uno mismo y empezar a conversar.
Dice Pablo Neruda:
Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar, indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas
C.Valiño