Las 2 hermanas tienen 27 años. Ambas jóvenes, esperan algún día convertirse en madres y compartir su vida.
Una de ellas lo espera con muchas más ansias porque nunca nada crecerá en su vientre. Cuando tuvo cáncer de ovario ahi estuvo su hermana, apoyando, sosteniendo la esperanza de la gravidez vuelta imposible.
Que los imposibles no existen, carajo.
Ahora espera un hijo. Pero en otro vientre.
Ambas ven cuanto ha crecido, como se mueve, les parece que el bebé sonríe desde el útero tibio.
Está escrito que por amor llegó al mundo el único hijo. Un niño apenas. El Cristo, el nazareno le decían.
Apenas ha llenado de aire sus pulmones llora por primera vez un llanto fuerte, jubiloso. Pletorico de vida. El mismo que inunda a ambas gemelas. La que toma al niño y mirandola dice.
-Hermana, aquí tienes a tu hijo.
Uno no sabe que decir.
Pero el amor es más fuerte. Y echa por tierra todas las razones. No existe otra explicación. Hace ver lo poco que entiendo. Lo poco que he visto. Lo mucho que me falta por aprender. Por sentir.