Ilustrac; Audrey Gessat
Aqui os dejo algo para reflexionar de una compañera con la
que estoy de acuerdo totalmente en este tema.
Teresa
La sensación de las personas de “no tener tiempo de nada”,
cuando en realidad vivimos más tiempo que nunca (la media
de esperanza de vida es de 75 a 80 en la actualidad, cuando
en los siglos XII al XV la esperanza de vida de una mujer
estaba alrededor de los 40 a 45 años), es una paradoja que
indica que, en realidad, existe más de un tiempo.
Antiguamente, en la Grecia Clásica, el tiempo lo representaban
dos figuras distintas: una era Cronos, el personaje que todo el
mundo conoce porque era el padre de Zeus y porque ha dejado
su huella en palabras como “cronología”. Cronos era el dios del
tiempo homogéneo, el tiempo que se deja dividir en horas,
minutos, segundos, o sea en unidades escalonadamente
uniformes, el tiempo que se deja medir fácilmente en dinero,
el tiempo de la prisa, pues, el que parece que siempre nos
falte, hoy en día. La otra figura era kairós, que representaba
los momentos significativos de la vida, la ocasión precisa, los
momentos de sentido, esos momentos fundamentales para
vivir humanamente que la novelista Virginia Wolf ha llamado
“momentos de ser”. O sea, el oro del refrán “el tiempo es oro”,
no es tiempo productivo que se transforma en bienes o divisas,
es el oro que se halla por ventura entre innumerables e
indistintas unidades de arena, como dice V W, el oro de gozar
de lo importante, que es el tiempo de los afectos, de las
relaciones, de la vida.
Las personas vivimos esos dos tiempos, el del Cronos y el del
Kairós, el de la prisa y el del sentido. El tiempo del sentido,
que atesora los momentos significativos, los momentos del ser,
los momentos que sustentan cualitativamente la vida y la
cultura humana, es el que verdaderamente da sentido a nuestra
vida y hay que cuidar.
Cuando disrutamos de nuestro tiempo de ocio, el llamado tiempo
libre, entramos en lam posibilidad de que sea un tiempo significativo,
para ello será necesario valorar qué tipo de utilización de ese
tiempo se hace. Muchas veces observamos que la televisión
acapara gran parte de ese tiempo de ocio. Preguntarse si esa
inversión de tiempo me repercute en hacer mi vida mejor, con
más calidad y más óptima, es una responsabilidad ante la propia
vida. No siempre se hace este tipo de valoración y por ello muchas
veces el tiempo de ocio es simplemente un tiempo cómodo que
busca satisfacciones inmediatas y fáciles pero que no repercuten
en mi bienestar psiquíco de forma adecuada ni permanente. Por
tanto el tiempo significativo ha de estar dotado de sentido para
poder considerarlo tiempo de recuperación e inversión vital, tiempo
del Kairós.
De esta capacidad de percibir los dos tiempos, ha escrito la poeta
Ana Mañeru Méndez: ( en De vuelta de mi)
Si ordenara los días
Como siempre
Lo haría de manera
que casaran otra vez
para que el tiempo
quisiera decir algo
Pero hoy no puedo,
Pues se me ha roto el tiempo
Y están desconcertados
Por los suelos
Los días
Los meses y los años
Confundo los instantes
Con los siglos
Se oscurecen los días
Con las noches
Se duermen los recuerdos
Extraño calendario naufragado
Carme Boó Fernández de Castro.