Cuando un pequeñajo llega a tu vida. Un número indefinido de nuevos seres llegan con él. Seres mágicos , unos buenos otros...no tanto. Unos les roban el sueño, hace que los juguetes desaparezcan de su sitio, los chupetes se evaporan con su visita, la Bruja Roba Chupetes muchas noches nos visitó durante los meses que lo usamos.
De todos esos seres, uno muy especial es el Hada de los Dulces Sueños. Hay padres que tienen la enorme suerte de dormir de un tirón desde el primer día que el bebé llega a casa. Otros, dentro de los cuales estamos la mayoría, rara vez disfrutamos de una noche entera de sueño profundo. Entre otras cosas porque ese día que nuestro peque no se despierta nos despertamos nosotros.
Uhmmmmmm....¿Por qué estoy utilizando un término neutro? Sí, neutro porque a estas alturas se habrán dado cuenta que paso de usos de género políticamente correctos para usar los gramaticalemente correctos. A mí no me afecta, ni me dejo de sentir incluída en ese "género no marcado". Bueno, menos rollos filológicos y volvamos a lo que quería decir.
En este caso es mejor decir no nos despertamos nosotras porque seamos sinceros, salvo excepciones que confirman la regla somos nosotras las que nos despertamos. No sé si será el instinto materno o qué pero nosotras sentimos hasta los cambios de respiración de ese pequeñajo, ¿o no?
Lo cierto es que , más tarde o más temprano, todo niño aprende a dormir toda la noche. De pronto, aparece el Hada de los Dulces Sueños los toca con su varita mágica y duermen a pierna suelta. Así le ocurrió a mi piojo. Bueno, he de decir que ahora se despierta para pedir su agua pero ¿quién no con el calor que hace?
De este personaje de cuento hablamos en el Hada de los Dulces Sueños. Hoy te lo traigo por si te lo perdiste en su día.
Besitos avainillados