Una niña caminaba junto a su abuelo, escuchando sus interminables anécdotas de cómo la vida de antes era mejor, de las cosas que hacia cuando era joven, de cómo ahora no había nada, que se comparara a lo de aquellos años, de como aquellos años eran tiempos mejores; la nieta iba feliz de escucharlo. Tan concentrado en sus recuerdos iba el abuelo, que tropezó y cayó, perdiendo el sentido. Despertó en el hospital y lo primero que vio fue a su nieta parada junto a la cama, ¿Qué sucedió? Le pregunto y ella, con una gran sonrisa, le contesto: Te tropezaste, te pegaste y te desmayaste, gracias a lo que no existía en tus tiempos mejores, le avise a mis papitos mientras levantaba con su manita... Su teléfono celular.
Una niña caminaba junto a su abuelo, escuchando sus interminables anécdotas de cómo la vida de antes era mejor, de las cosas que hacia cuando era joven, de cómo ahora no había nada, que se comparara a lo de aquellos años, de como aquellos años eran tiempos mejores; la nieta iba feliz de escucharlo. Tan concentrado en sus recuerdos iba el abuelo, que tropezó y cayó, perdiendo el sentido. Despertó en el hospital y lo primero que vio fue a su nieta parada junto a la cama, ¿Qué sucedió? Le pregunto y ella, con una gran sonrisa, le contesto: Te tropezaste, te pegaste y te desmayaste, gracias a lo que no existía en tus tiempos mejores, le avise a mis papitos mientras levantaba con su manita... Su teléfono celular.