Mucho se habla de lo positivo o de lo negativo de publicar a través de una editorial, pero la mayoría de escritores que opinan lo hacen desde su perspectiva, algunos solo han publicado por editoriales, otros lo han hecho como independientes, otros son “híbridos”, también los hay quienes publicaron por su cuenta en Amazon y después firmaron con una editorial y no les fue bien, o aquellos que publicaron por editorial y les fue muy bien. Y no debo dejar fuera a los que publican de manera independiente y les va extraordinariamente bien. O extraordinariamente mal.
Yo opinaré desde mi punto de vista: como escritora que empezó publicando por editorial, también como independiente. Como indie que vende de manera regular. Como escritora fichada por editorial debido al éxito de algunos de mis libros, pero sobre todo lo haré como independiente satisfecha por el rumbo que ha tomado mi carrera.
Existe de todo. Estamos viviendo una época con facilidades nunca vistas. También el público lector ha cambiado la percepción acerca de la literatura, tal vez porque la televisión es la principal influencia en la vida cotidiana o la revolución que ha sufrido el mundo de los libros con la lectura digital llegó para quedarse. Todo influye. Los tiempos cambian, la música, la vida misma.
Hoy cualquiera puede publicar un libro, hacerlo ha dejado de ser un problema. Ahora el asunto que crece en importancia es venderlo. Hay quienes piensan que si es una editorial la que se ocupa del libro lo hará de manera profesional y no tendrán que ocupar su tiempo en promocionarlo sino en escribir. Craso error. Las editoriales no atraviesan por su mejor momento. Y si antes, en el 2007 o 2008, sí lo estaban y tampoco se ocupaban de promocionar libros de escritores noveles, hoy con mayor razón no podrían hacerlo.
La inmensa ola de escritores independientes crece. Cada vez hay más libros, y los autores a falta de dinero hacen uso de la creatividad para venderlos. Un fenómeno que jamás se había visto; exceptuando algunos momentos puntuales en la historia en la que un grupo reducido de escritores se ayudaba mutuamente en el sentido de leerse, discutir, probablemente opinar y hasta recomendar agencias literarias o editoriales, hoy vemos grupos masivos de escritores que en un acuerdo tácito se promocionan unos a otros, porque son conscientes de que en la unión está la fuerza.
Lo hacen por varios medios gratuitos y disponibles para cualquiera que posea un ordenador (computadora, PC), y tenga acceso a Internet. El acuerdo es de tal magnitud que puedo ver cómo autores de Reino Unido publicitan a otros de Estados Unidos, o escritores de Australia promocionan a venezolanos. Sin apenas conocerse se solidarizan intercambiando todo tipo de información, publicidad y recomendaciones.
Hay blogs que día y noche postean los títulos de libros de todas partes del mundo, y los que están en un continente recomiendan los libros en el continente vecino a las horas en que aquellos duermen. Ya el huso horario no es una barrera. Internet facilita la tarea. Un periódico en Cancún publica artículos de escritores de España, Australia, Canadá, Argentina… Facebook aglutina a miles de grupos de escritores en todos los idiomas, Twitter esparce los nombres de los autores en cada rincón del planeta, Google Plus, Pinterest, Tumblr, Youtube, estas últimas propagadoras de vídeos, en las que escritores pueden grabar las presentaciones de sus libros, hablar de ellos, o hablar de los libros de otros, Linkedin se ha convertido en una red social más, y pare de contar.
Con tantas herramientas ¿qué pueden ofrecer las editoriales? ¿Entrevistas? ¿Presentaciones? ¿La grabación de un vídeo promocional? ¿La distribución internacional? Todo eso ya lo tienen los autores independientes, de manera que es cada vez menos necesaria la participación editorial en la promoción de libros. No solo es innecesaria, se corrobora que es inexistente.
Sin embargo siempre habrá un sector de autores que por alguna razón querrá vender sus derechos. Yo también lo haría si el anticipo fuese lo equivalente a lo que ganase en el mismo lapso de tiempo vendiendo por Amazon. Si el contrato durase ocho años, que me paguen lo equivalente. Pero será difícil, por no decir imposible. Lo más que llegan a ofrecer es un anticipo de 6.000 euros, hasta 10.000, lo cual no cubre ni un trimestre de ventas por el gigante de Bezos. Y hablo de autores que venden de manera regular, no de los que sobrepasan cantidades como los 10.000 o 20.000 dólares mensuales, que los hay y bastantes. Cualquiera que ocupe el top 100 general de Amazon.com en inglés percibirá una cantidad similar, y si ocupa los primeros lugares, tengan la seguridad de que ganará muchísimo más. ¡Pero hay quienes ceden sus derechos a las editoriales, gratis!, en espera de recibir al año las ganancias que le corresponden, lo que muchas veces no ocurre por varios motivos: "No vendió lo suficiente", es el principal.
Hoy en día se puede vivir de la escritura, la diferencia es que es un trabajo nunca mejor dicho: de tiempo completo. El escritor debe saber venderse y vender sus libros. En primer lugar no tener uno solo. Como mínimo debe tener siete u ocho. Y si son sagas mejor, especialmente las que tienen principio y fin en cada libro pero que conservan un hilo conductor que hará que el lector desee comprar la que sigue. Por eso creo que la influencia del cine y la televisión es crucial.
Los lectores no son tan exigentes en tanto la historia sea buena y los haga evadirse, tan es así que libros excepcionales escritos por plumas privilegiadas venden mucho menos que las novelas románticas o de acción, misterio, policiales o de aventura. Pero esto no es ahora, siempre ha sido así. Es decir, la calidad de los lectores no tiene que ver con el hecho de que hoy en día exista la publicación digital y no lo digo en sentido peyorativo. Yo me considero una lectora promedio, prefiero lectura de evasión que leer La odisea de Homero. Eso no quita que de vez en cuando lea a los clásicos.
Eso lo saben las editoriales y es el motivo por el que fichen a autores de estos géneros. El problema surge cuando los escritores después de firmar se cruzan de brazos y dejan de promocionar sus libros. No han comprendido que la firma incluye al escritor, junto a su libro. Es decir: El escritor debe seguir trabajando pero esta vez para la editorial a cambio de un menor porcentaje que cuando lo hacía para él solo.
¿Triunfan todos los independientes? No. Obviamente. Así como tampoco lo hacen todos los que publicaron por editorial. Estos últimos se dieron el gusto de ver su libro en muchas librerías y a veces sin traspasar fronteras, pero nada más. Algunos miran por encima del hombro a los independientes como si fuesen de segunda categoría, pero lo cierto es que si a ver vamos, uno que va por libre vende mucho más que un editado. Y es lo que interesa. Llegar a más gente. Porque uno escribe para ser leído.
Creo que ya es tiempo de que unos dejen de ver a los otros como superiores. Que no lo son. He leído verdaderas maravillas de autores indies. También he leído bazofias. Pero del otro lado también las hay y por montones.
En resumen, creo que todo autor debería tratar por lo menos una vez en la vida de publicar por su cuenta. Es como probarse a sí mismo. Que no les dé temor. No tengan miedo de enfrentarse a los lectores, son los que darán su veredicto. Y algunos pueden ser peores que el peor crítico literario. No teman competir, todos los independientes nos hemos lanzado a esas aguas pantanosas de Amazon y nos hemos probado a nosotros mismos. No nos critiquen, demuestren que también son capaces.
Y si prefieren libros en papel, también es posible publicarlos siendo independiente. Casi todos los que vendemos por Amazon lo hacemos en ambas versiones y la distribución es global.
¡Hasta la próxima, amigos!