Una vez que el suelo está preparado y acondicionado, bien desmenuzado, mullido y aireado, podemos comenzar a pensar en la siembra. Una buena humedad en la tierra es imprescindible para que las semillas germinen, pues si dejamos el riego para después de la siembra, podría arrastrar las semillas, sobre todo las de pequeño tamaño, y además también podría crear una costra que dificultaría la emergencia de los tiernos brotes.
Si no hay más remedio que regar posteriormente, tendremos que romper la costra superficial siempre que los nuevos brotes no estén emergiendo. Para evitar este problema siempre podemos poner una capa fina de compost muy descompuesto sobre la superficie que hayamos sembrado.
Algunas de las formas de siembra directa más empleadas, sencillas y efectivas las explicamos a continuación.
A voleo
Es el método más adecuado para sembrar en grandes superficies cultivos que se cosechan mediante siega, como la alfalfa o el perejil. Tambiés es frecuente en la siembra de zanahorias y de algunos semilleros.
La siembra a voleo no es una práctica sencilla, ya que debemos procurar repartir las semillas de una forma uniforme. Si sembramos espeso tendremos que hacer muchos aclareos, y si sembramos muy espaciado habremos desaprovechado el espacio. Un truco es mezclar las semillas con arena fina, pues permitirá un reparto más regular.
Cuando ya hemos esparcido las semillas, hay que cubrirlas con tierra fina o compost y pasar el cultivador o rastrillo para enterrar y mezclar bien las semillas.
En líneas
Para racionalizar el espacio utilizaremos esta técnica. La distancia entre surcos dependerá de las dimensiones de la planta en pleno desarrollo.
Para sembrar haremos un surco guiado con un cordel y sembraremos las semillas en el fondo del surco. Se cubren las semillas con la tierra de los lados y se presiona la tierra con alguna herramienta.
En hoyos
Este tipo de siembra es típica de las plantas de gran porte como lo melones, las sandías o las calabazas. Generalmente se cava un hoyo e introducimos un poco de compost que se mezcla con la tierra. Se introducen 3-5 semillas, y posteriormente se aclararán dejando solo las plantitas más vigorosas. La distancia entre hoyos dependerá del desarrollo futuro de la planta, que será una distancia de 1 metro con los melones y sandías y de 2 metros con algunas variedades de calabaza.