Títulos raros y no demasiado “rebuscados” (X)

Silencio. Llueve. La gabardina se me adhiere a la piel. Hace frío. Camino a paso rápido por las calles desiertas. La noche, cómplice, me oculta entre sus sombras. Me adentro en el callejón. Hacía tiempo que no nos veíamos. Nuestras miradas se cruzan.

-¿Tienes lo mío? -le pregunto ansiosa.

–¿Y tu lo mío? -me responde con un brillo en la mirada.

-A la de tres nos intercambiamos los maletines. -le digo desconfiada, no quiero que me la juegue, esta vez no.

-Hecho- dice con una sonrisa en los labios que no se extiende a su mirada.

-Uno, doos y ¡trees! -decimos al unísono mientras deslizamos nuestros maletines en la dirección del otro sin dejar de mirarnos.

Él abre su maletín. Sonríe. Observa uno de los cromos de Hello Kitty, están en perfecto estado. Yo abro el maletín que me ha tirado con cierto nerviosismo, ahí están, ellos, mis ejemplares de títulos raros, la entrega se ha realizado con éxito.

Una vez en casa me dispongo a examinar los ejemplares:

¿Acaso Dios nunca habla a través de los gatos?

Aplaudo maravillada. ¡¡¿Como podía haber vivido yo sin este libro?!! Y tanto que habla a través de ellos. Que tanta virgen y tantos iluminados, acaban por cansar. No me malinterpretéis, que durante unos centenares de siglos, pues está bien, pero llega un momento que el pobre se sentirá solo ¿sabéis? Si es que siempre pidiéndole cosas y a nadie nunca se le ocurre mandarle queseyo una caja de bombones, unas flores, un algo. Ya está bien.

Y esto nos lleva inevitablemente hacia…

101 nuevos usos para un gato muerto

Te ha acompañado. Ha hecho que tu vida sea menos solitaria. Hasta te ha transmitido el mensaje del Todo poderoso. Y está bien enterrarle, no tan bien tirarle a la basura, pero oye… ¡que se pueden hacer otras cosas! ¿Cuáles? Pues esto… emm… pues está lo de… y lo otro eso… que sí hombre… que siempre podéis… pues eso, leeros el libro y lo entenderéis todo mejor. No me agobiéis.

Y ahora que te has quedado sin tu lindo gatito, te sentirás solo así que es hora que aprendas a tener…

Citas por menos de un dólar

Que tener una cita mola. Que la chica/chico puede estar bien. Pero estamos en crisis, y no se puede ir tirando el dinero. Estadísticamente necesitarás como mínimo 10 citas para encontrar a alguien “normal”, así que tampoco vas a ir derrochando por el mundo. Un dólar es un dólar. Encima al cambio al euro sales ganando. Ojo, que no es de tacaños, es de ahorradores… que está muy bien morirte rodeado de dinero.

Y después de unos muy bien invertidos 11 dólares, habrá flores de por medio, así que id apuntando…

Secado de flores con un microondas

Seguimos con la vena ahorrativa/vamosaguardarlotodoporquebuenoporquesí. Las flores son bonitas, unas más que otras… pero al final todas mueren, muerden el polvo, la guiñan, se esfuman, se desintegran, vamos que se marchitan y las tiras a la basura y oye que eso no está nada bien. Ellas te han alegrado el día, te han acompañado, te han robado oxigeno, han camuflado el olor a podrido de la cocina… vaya, que han sido tus súper amigas, ¿qué mejor que secarlas en el microondas y tenerlas contigo hasta el fin de tus días? Que sí, que haberlas comprado de plástico, pero oye que no me agobiéis.

Viviréis felices, comeréis perdices y llegará un momento en que…

Te dije que estaba enfermo: Un libro grave de epitafios curiosos.

Así a bote pronto, se me pasan por la cabeza: Aquí abajo no me funciona whatsapp, prueba con la ouija. Mmmmm. Buen padre, buen esposo, buen hijo, mal electricista. Sigo recordando. No estoy de acuerdo.// Salí un momento, enseguida vuelvo. //¡No me pises!. Algún día te comeré el cerebro y me reiré. // Aquí yazco en contra de mi voluntad.// Perdone que no me levante.// Aquí yace Molière el rey de los actores. En estos momentos hace de muerto y de verdad que lo hace bien.// Ya decía yo que ese médico no valía mucho. // Eso es todo amigos.

Epitafios hay para dar y tomar, así que solo te quedará saber cuál ponerle a tu amor, y al final describes vuestra historia: Después de que mi gato muriera y gastarme 11 dólares en citas, te conocí. Sabía que no tenía que secar aquellas flores, acabarían vengándose… mi gato me lo advirtió.

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Y aquí llegamos al final de esta décima entrega (si que hay libros raros pululando por el mundo) retomada con mucho cariño y después de mucho tiempo. Mis dedos con estas joyitas estaban desentrenados, así que si no os ha gustado… no me culpéis a mi…