Perdonarán el anglicismo pero resume perfecto el sentimiento de desasosiego que muchas veces siento cuando me preguntan ¿a qué te dedicas?
Cuando me hacen esta pregunta, para ser sincera del todo, suelo bajar la vista y como que no quiere la cosa en tono bajito digo soy (m) ama de casa. Es un murmullo que digo con los labios apretados. Claro está que le sigue la coletilla de “bueno es que no he encontrado curro, ya sabes como están las cosas en España, Smallville es pequeño y acá no existen las agencias publicitarias tipo Mad Men -que me apasionan- y ahora pues con la pequeña Critter me viene genial estar en casa“…. Pretextos que me sirven para justificar.
¿Qué o a quién? Pues básicamente a mi y para justificar que siempre he necesitado del aplauso. Ese aplauso que viene en formas de un buen sueldo, un título, una tarjeta de presentación, un increíble trabajo, un equipo a quién dirigir, una tontería mas de que hablar y presumir; pero sobre todo ese aplauso que determina admiración. No sólo de los demás; si no hacia ti misma. Ese aplauso para mi va de la mano de la pasión.
Muchos de ustedes me dirán que hoy más que nunca soy afortunada por poder quedarme en casa y disfrutar de la infancia de mi hija. Sé que lo soy. Lo disfruto pero también me entra el gusanillo de la dualidad de querer ser algo más. De que cuando diga soy madre y soy cocinitas no se me queden viendo como “¡Vaya! tu padre te pago una universidad privada para que tú te doctoraras en cambio de pañales” o, incluso cuando voy a llenar un trámite burocrático y que no me dejen poner licenciada en el formulario a rellenar pues al estar en paro soy “ama de casa” no me siente como una patada en los ovarios. No señor, soy Licenciada, tengo un título y además tengo el título de madre.
Es curioso por que a pesar de que he tenido unas cuantas ofertas de trabajo y otras tantas negativas- no ha tocado a mi puerta ese trabajo que me tentara para dejar todo esto de lo que tanto reniego. Entiéndase por renegar no ese odio si no ese sensación de decir “es lo que hago aunque a ti te parezca una mierda que mis capacidades sean desaprovechadas”.
Semenator dice que estoy encantada en el fondo. Hoy incluso hasta me ha preguntado que si iba a tomar el día para ir a la huelga general- “total lo que más puede pasar es que no te paguen” dijo socarronamente (la acidez es el pan nuestro en esta casa).
Un par de grandes amigas que son profesionales con cargos importantes y que están a punto de parir me han preguntado que si de verdad vale la pena darle time out a tu vida profesional para dedicarte por completo a tu familia y la respuesta que les he dado es: SÍ. VALE LA PENA. Aunque…siempre lo echas de menos.
Hoy he cumplido un mes en este mundo de la blogósfera y he leído blogs donde exponen la dualidad que sienten las madres que tienen que trabajar todo el día dejando a sus pequeños. He leído a las madres que defienden el dedicarse por completo a sus hijos y he leído aquellas que trabajan y logran la famosa “conciliación” sacando horas de donde puedan para estar con sus hijos aunque la sensación de nunca dar el 100% en nada invada continuamente a su ser.
¡Cómo nos gusta complicarnos a las mujeres! ¿verdad?
No se si es que hoy en día esto de la igualdad nos ha venido a complicar las cosas pero yo no recuerdo que mi madre ni mis abuelas se quejaran… ¿lo habrán hecho de boca para adentro? Eran otras épocas está claro pero quizás fueron más felices…no lo sé de cierto lo supongo.
Hoy un rayito de luz ilumino mi corazón y puso una sonrisota en mi cara. Un compañero de la escuela, un año más pequeño que yo, me ha preguntado a que me dedico y sin titubear le he dicho: SOY MADRE BLOGGERA.
La música de Superman “ta ta taaaaa tarararrraaaaaa tun turrruu ruu tun turuuu ruuu” llegó a mis oídos en el momento que abrí mi camiseta y descubrí mi súperpoder.
Así que por eso escribo. Mi desmadre es mi trabajo y ser madre el oficio que aprendo día con día.
Quizás sea tan sólo un pretexto más pero éste me ha dado la fortaleza de sentir admiración por mi misma, de saber que mi hiperactividad 2.0 se debe a la pasión con la que me entrego a una causa y que mi hija es la motivación idónea para reconocerme a mi misma a través de mis palabras.
Por lo que a mi respecta, déjame te cuento Shakespeare que qué razón tenías—definitivamente yo opto por “TO BLOG“ y de profesión ser madre bloggera.