Toca matar a un negro

Publicado el 23 septiembre 2011 por Rgalmazan @RGAlmazan

En el país de las maravillas, del Wall Street y de Las Vegas, de la Estatua de la Libertad y de Sunset Boulevard, el de Abraham Lincoln y el del Premio Nobel de la Paz, a menudo, se consume carne de negro.

Ayer fue ajusticiado con una inyección letal un ciudadano estadounidense. Un negro más del que se tenía serias dudas de su culpabilidad. Pero no importa la función debe continuar, la sangre debe fluir para alimentar el sistema. Porque si la mayoría de los testigos se han echado atrás y reconocen que se habían precipitado, o si no se han encontrado pruebas implacables, no es suficiente. Cada cierto tiempo un paria tiene que morir.

La sociedad yanqui, esa que dice estar a la vanguardia, todavía mantiene en varios de sus estados la pena de muerte. Por si esto fuera poco ha quedado demostrado, después de haber sido ejecutados, que muchos de los ajusticiados eran inocentes o al menos había indicios de errores durante el juicio. Y, ¡oh casualidad! la gran mayoría de estos o eran negros o hispanos.

Y es que por mucho que se haya avanzado, el negro y el caramelo son colores que todavía rezuman muchos recelos en Yanquilandia. Y mientras que la población negra e hispana es el 25 % de la población, el 80% de los condenados a muerte son negros e hispanos. Dos razones hace que sea así: el racismo y la pobreza. Pero no son dos cualidades aisladas, tienen que ir combinadas, la mezcla explosiva es ser negro (o hispano) y pobre. Quien así es, lo tiene difícil, muy difícil.

Pero claro, en ese maravilloso país donde la pobreza aumenta constantemente así como la población no anglosajona, es mucho más fácil matar a un negro o a un hispano pobre, que intentar solucionar los problemas desde la raíz. 

Ayer fue el día de la última ejecución. Se llamaba Troy Davies, y era negro y pobre, y vivía en Georgia. La combinación mortal. No importa si parece que había serias dudas sobre su culpabilidad. Esa sociedad sedienta de sangre debe sacrificar a sus víctimas cada cierto tiempo. Tiene que calmar su sed.

Mal destino el de este mundo, donde la sociedad más violenta, la que se cree a sí mismo, la mejor, la más rica y la más civilizada, utiliza la pena de muerte con y sin dudas. Mientras tanto, gran parte de esos magníficos estadounidense de cuello blanco, de tez pálida y bolsillos llenos, esos afines al Tea-Party, esos mismos que llaman asesinato a un aborto, se congratulan, se regocijan haciendo justicia a lo grande, exterminando gente cuyo gran pecado es no haber salido adelante en esa sociedad que presume de creer en el individuo y que tan poco hace por ayudarle, salvo que sea de su clase.

Salud y República

Nota de última hora: Troy Davies ya no es el último ejecutado en USA. Esta noche, en Alabama, ha sido ejecutado Derrick Mason, casualmente otro negro. Esta semana se cierra con tres penas de muerte ejecutadas.


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