"Nadie me va a creer –terminé pensando–. Estoy inmerso en un sistema donde todo tiene precio. ¡Lo normal es que todo tenga precio! Y a pesar de lo consecuente que tratado de ser en la vida, igual nadie me va a creer algo así". Quizá, es por esto mismo –y para no sentir ni la más mínima tentación de venderlos– es que comencé, hace varios años atrás, a dejar de tener creencias, sueños e ideales, para sólo dedicarme a ser YO (la sensación de libertad que me ha traído esto es incomparable... no tiene precio).
Sé que la cultura, formada por todos –unos tendrán mayor capacidad de incidir en ella que otros, pero de todas maneras está formada por todos–, va a determinar cómo pensarán y se comportarán las personas que la forman, sin embargo, la cultura no es un sistema estático y, por lo tanto, puede modificarse. Esto significa que mi pensamiento sobre cómo se podrían acabar los problemas tiene posibilidades reales de contribuir a solucionarlos (¿cómo? Véase meme), sobre todo porque trato de actuar consecuentemente".
Bayo
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