Es un domingo diferente porque no pude ir al servicio religioso. Muy amablemente, ayudando a -de cierta manera- compensar la pérdida, B me dejó bañarme con calma (el mérito, en realidad, es de su papá). Un delicioso baño caliente...
Pensé que los domingos son diferentes cuando tienes hijos. También la participación en el culto es diferente (tardé varios domingos en habituarme a poner atención a la prédica, y alabar, con B ahí). Y es que todo es diferente. La forma de comer, trabajar, andar por el mundo. Ahora, por ejemplo, percibo a las personas en función del modo en que hayan reaccionado a la existencia o la presencia de B, y sé que no soy la única a quien le pasa algo así.
Silvia Parque