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Todo lo que usted siempre quiso saber sobre el sexo y nunca se atrevió a preguntar

Publicado el 06 febrero 2010 por Carmelo @carmelogt

No, esto no es una guía informativa sobre sexualidad, más bien se trata de ridiculizar algunos tabús que siempre ha habido sobre el sexo.
Eso hace Woody Allen en esta película de título tan largo como acertado.
La divide en siete capítulos, que se convierten en sketches, sobre los afrodisíacos, la sodomía, los travestís, la frigidez, la perversión, los experimentos sobre sexualidad y la eyaculación.
Resumiendo un poco cada capítulo, en los afrodisíacos, Allen es un bufón que utiliza un bebedizo para conquistar a la reina, pero hubiera hecho mejor en ser más hábil para encontrar la llave de su cinturón de castidad. En sodomía, un médico de cabecera se enamora perdidamente de una oveja. Los travestís cuenta que a un hombre le gusta vestirse de mujer sin ser homosexual. En la frigidez, Woody tiene una mujer que sólo llega al orgasmo en público. La perversión es un concurso de TV en el que participan un señor que le gusta exhibirse en el metro y un fetichista. Los experimentos sobre sexualidad vienen de la mano de un doctor loco, Allen quiere ser su ayudante, destruye su laboratorio con la ayuda de una periodista, lo que hace que se escape una teta gigante que es “capturada” con un sujetador. Y en la eyaculación, el sketch más original, se nos muestra el interior del cuerpo humano en plena actividad sexual y antes del lanzamiento del esperma, más o menos.
Es una comedia alocada e irreverente abordando el tema del sexo, con detalles propios de este director, con cientos de detalles propios de este director, por ejemplo, que el médico sea descubierto por su mujer porque huele a chuletas de cordero o tiene restos de lana en la chaqueta o que un espermatozoide tenga miedo de hacer su trabajo porque “imagínate que no sea utilizado en la reproducción, sino en una masturbación y termine en el techo del coche”, que el marido travestí se vaya al baño de sus consuegros y se meta en un lío al disfrazarse de mujer, que la teta gigante corra por la campiña y Allen la capture utilizando un crucifijo y un sujetador, o que los encargados de conseguir la erección sean una especie de marineros remando cantando una canción.
En fin, es meterse en la cabeza de este genio que nos fabrica imágenes que nunca olvidamos.

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