Es una idea que algunos llevan tan al extremo que les parecen bonitos hasta los cachorros de las cucarachas: las cucharillas…sí mejor llamarlas cucharillas; porque intentar decir cucarachitiiiitas a las tres de la mañana con unas copas de más puede hacer que acabes haciendo compañía a sus progenitores en un contenedor de basura.
Es cierto que los animalitos en su tierna cachorrez nos despiertan ternura y cualquier cosa que hagan nos pone cara bobalicona mientras lo retransmitimos como si nuestros acompañantes fueran ciegos “Miraaa como chupa la teta de la vaca” (hasta que he puesto vaca seguro que más de uno ha entrado en modo vicioso), “Miraaa como corre detrás de su padre”, “Miraaa como se afila las uñas el gatito en las cortinas de seda de 1800 euros”, “Mira con que suavidad el tigre de bengala le da un pedazo de tu suegra al cachorriiitooo, come con cuidado pequeñín que la vieja era venenosa.” Es cierto que los felinos despiertan mucha ternura, lo malo es cuando crecen y llega el día en que te miran con cara de invitarte a cenar como plato tierno de la noche.
A un cachorrito se le perdona todo. Tu agarras a un cachorrito de perro, te mea encima y se lo perdonas. Un gatito te destroza el comic más preciado y eres incapaz de decirle ni mú a esos ojos tiernos, como el cabrón del gato de Shrek. Estoy convencido de que el tío que sea capaz de imitar esa cara le puede decir a su novia con la certeza de conseguir el perdón inmediato, "lo siento...me tiré a tus amigas...las 4... sin querer....doce veces....". Bueno también ayudaría que tu novia identifique esa cara con Antonio Banderas...que también sirve para conseguir perdón absoluto.
En ocasiones se nos va de las manos eso de que todos los cachorros son bonitos, y no lo digo ya por los insectos, no hace falta. Hay vertebrados que parecen auténticos engendros fruto de una mente alcohólica, como un polluelo de paloma según sale del cascarón empapado, como si lo hubiera vomitado con asco un Allien. En general los pollos al salir del cascarón son espantosos, como escapados de una película de monstruos, por suerte con el tiempo crecen y se convierten en preciosos cisnes, en espectaculares guacamayos, o en pájaros de difícil clasificación como Fabra, Julián Muñoz o Roldán.
Lo cierto es que muchos guionistas se devanan los sesos para inventarse seres espantosos que nos aterroricen, cuando les resultaría mucho más fácil disfrazar a Edudaro Gómez de polluelo de gorrión y echarle por encima un cubo de agua.
A mí siempre me han gustado los animales, sin necesidad de que sean cachorro y sin necesidad de cocinarlos…mucho…a la brasa me gustan mmm..perdón que me voy del tema. He tenido la suerte de tener animales cerca desde pequeño, a algunos incluso les llegué a echar de menos cuando les tocaba repetir curso y yo pasaba al siguiente. Y además también he tenido ovejas, vacas, gallinas, faisanes, pavos, canarios, carboneros, conejos, perros, gatos, patos y … piojo. Sí piojo, sólo uno pero del tamaño de un centollo. Recuerdo cuando mi madre y un escuadrón de los GEOS lograron atraparle, yo le gritaba "corre Forrest, corre!!" Pero no hubo forma, parece mentira con la cantidad de patas que tenía y lo poco que corría…
Luego está un caso especial de cachorro: los bebés. Los cachorros humanos no son bonitos. Algunos no lo llegamos a serlo ni décadas después con 10.000 euros en operaciones. Pero lo de que los bebés son bonitos es una mentira piadosa para animar a la madre y que tras de 9 meses fastidiada y de unas cuantas horas de contracciones, tenga el recuerdo de “qué guapo era mi bebé cuando nació”, y lo use para no suicidarse cuando lo vea eructando con 30 años, barbudo y tripón, desparramado en el sofá de casa negándose a irse aunque lleve nominado una década.
Es un hecho cienfífico: un bebé recién nacido es feo. Nace arrugado como un viejo , sin dientes como un viejo, se caga vivo como un viejo y no se le entiende nada como a un político y se parece más a un macaco estreñido que al butanero. Luego con el tiempo van adquiriendo aspecto de persona. Aunque hay excepciones: a los hermanos Calatrava les pasó al revés, nacieron con cara de viejos y con el tiempo se parecen más a un macaco estreñido que venga de un botellón a las nueve de la mañana, que le pega el sol en la cara y le dan espasmos como a los vampiros.
Pero por lo general vamos mejorando después de nacer. A mí sólo me costó 16 años conseguir que una chica me mirara sin vomitar. Fue sencillo: sólo tuve que aplicar la técnica del Señor Potato Inverso. Me quité las gafas, me quité el bigote, me quité las orejas de soplillo, me quité el sombrero, me quité los granos y conseguí que los genitales me llegaran a los pies…mano de santo!!
El mundo de los cachorros es amplísimo, pero engañoso. Por ejemplo el oso panda. Hay mucha gente que los sigue considerando como un cachorrito incluso cuando ya son unos adultos completamente desarrollados. Ese adorable animal en peligro de extinción. Ese osito de peluche…tierno…de 100 kilos de peso, que vive solo, escondido en un bosque porque tiene una mala hostia increíble, que se alimenta sólo de bambú, que se tira unos pedos que dejarían en blanco y negro al payaso de Micolor y del que no se fían ni los cuidadores…yo recomiendo que si a alguien te regala un peluche de un oso panda, que lo cambie por el muñeco diabólico, que con ese ya sabes a qué atenerte…
Otro animal que es tratado como un cachorro aunque tenga mil trescientos años es el Koala, una animalito que es igual de feo al nacer que al morir de viejo. Es más tiene el mismo aspecto de abuelo con todas las orejas llenas de pelos, los ojos tristes, la nariz desproporcionada y unas uñas capaces de poner en fuga a Freddy Krueger. Menos mal que ni hablan, ni se les puede leer el pensamiento a los Koalas cuando la señora de delantera generosa se aprovecha de que son más lentos que un ministerio y los agarran en brazos, para a continuación decirle las típicas tonterías de “Miraaaa el Koaliiiitaaaa, que guaaapoooooo” agitándole arriba y abajo por la pechuga, mientras el animalito intenta agarrarle una teta a la señora intentando decir “Toda la vida comiendo bambú y ahora que estoy casi kaput descubro que lo que me gusta en realidad son los melooooneeees, María prepárate que en cuanto me suelte la pechugona te encargo una camada de cahorriiiiiiitiiiitoooos”
Y como no podía ser de otra forma los cachorros son usados por la publicidad para pillarnos con las defensas bajas y vendernos cualquier cosa…incluso papel higiénico. Brindo por la mente calenturienta que algún día llego a asociar el acto de plantar un pino cochambroso con un tierno cachorro de perro….y dejo esta pregunta en el aire…con qué se limpiaría el culo ese tío antes de que se inventara el papel higiénico?? (huid de los publicistas, cachorritos míos)