Pero ahí estaba el gato negro. Feroz y radiante, con mi corazón en sus garras.
Otra vez domingo. Otra vez fracaso.
¿Quién soy?
Me metería en una de tus manos
me quedaría ahí
hasta que esta tormenta también se calme.
Necesito no estar sola
pero es la única forma que encuentro
de no vivir más desilusiones.
No sentir nada
también