Enternecedoramente dramática, y deprimente largometraje del siempre interesante Mike Leigh, director británico que en su filmografía, nos muestra la cara más triste de los suburbios londinenses.Sin ser el mejor filme del británico, no se puede dejar de lado sus obvias cualidades, principalmente, la dramaturgia y el contenido social. Leigh, es un especialista en sacar desde las entrañas las sensaciones más puras y crueles del ser humano, y esta película es prueba contundente de tal estilo. Una desilusionada familia trabajadora del sur de Londres, se debe enfrentar al día a día de sus trabajos, familia, amigos y vecinos; la alegría de vivir y la felicidad, ya no van de la mano con la mayoría de estos residentes, personajes tan singulares y defectuosos, como la vida misma; por que para Leigh, la veracidad no sólo de las sensaciones sino de la esencia humana traspasa las pantallas.
Sin embargo, con sus grandes virtudes y calidades, en este caso, algunos elementos/personajes de la película se pierden o simple y sencillamente no encajan en el argumento mismo, el de Phil (Timothy Spall) y Penny (Lesley Manville), la pareja que ha perdido la alegría de vivir, que no ven en sus hijos, sus esperanzas depositadas, que el barrio que habitan es tan sombrío como sus propias ilusiones, sin embargo, la tragedia y el dolor será el acto de catarsis, para que una leve esperanza de amor y felicidad se vislumbre en los rostros y corazón de los protagonistas.