Dicen que el hombre sólo utiliza el 20% de su capacidad cerebral. Imagina una droga de diseño que fuera capaz de aumentar dicha capacidad al 100%. Aprender kung-fu sólo con ver una película de Jackie Chan, encontrar la inspiración para escribir una novela en tres días y que ésta sea una obra buenísima, aprender idiomas sólo con escucharlos durante diez minutos... y un largo etcétera de ventajas y posibilidades disponibles para el consumidor de la revolucionaria NTZ.
Esta pastillita es la indiscutible protagonista de la linea argumental de Sin Límites, una película dirigida por Neil Burger (sí, Burger de Burger) que se estrenó en nuestro país el pasado abril y que nos trae a Eddie Morra un escritor frustrado que sufre un bloqueo crónico, al que su novia le deja y que se pasea con aires de vagabundo por la ciudad. Su vida, sin embargo, cambia cuando un viejo conocidocasifamiliar le da a conocer el NZT, un medicamento medio droga que le permite aprovechar su potencial al completo. Con cada impulso nervioso, nuestro protagonista adquiere nuevas capacidades entre las que destaca encantar a todo aquel con el que se cruce. La cosa irá bien siempre que siga tomándola, y así Ed conquistará la bolsa de Nueva York y convertirá su pequeño capital en millones, lo que llama la atencion de Carl Von Loon (Robert DeNiro) quien le quiere para participar en la fusión de empresas más grande de la historia. Sin embargo, no todo el campo es orégano (como dice mi madre) y Ed también llama la atención de varias personas desesperadas por conseguir más NZT, lo que pone en peligro su vida... A parte de los ya de por sí efectos secundarios brutales para su salud. ¿Conseguirá zafarse de sus enemigos y no caer en el intento?
He aquí una película cienciaficcionana que sorprende. Al ingrediente fantástico y utópico se le añade, a su vez, una pizca del gusanillo que le da a pensar al público lo que haría con un alijo pequeñito de NZT. Sin embargo, cuando la cosa se pone fea, el público ya no desea ser Bradley Cooper (que está brillante), sino seguir usando su capacidad cerebral al 20% y mantener su vida a salvo. Como ingrediente final un reparto lleno de estrellas, una historia de amor aderezada con un poquito de interés y acción trepidante suministrada en pequeñas dosis para que a uno le dé tiempo a asimilar todo lo que está pasando. Sorprendente, rápida, muy ágil y con una estética muy llamativa, Sin Límites es una película que recomendaría para pasar una tarde de estas calurosas en el sofá de casa.
Eso sí, tengo dos cosas en contra. La primera: a Robert DeNiro casi ni se le ve. Sí, sé que el protagonista es Cooper, pero ya que Robert DeNiro está, que potencien su papel y su presencia al máximo porque, ¿es o no es un actorazo como la copa de un pino? (sin menospreciar a Bradley que ya he dicho que está brillante). La segunda: el final. Un final muy desinflado para una película que te va inflando poco a poco, a la espera de un final de chapó. El punto más álgido de esta película está unas escenas antes, lo que hace que el final sea insípido y flojo y que desluzca mucho el resultado global.
Nota final: 7/10