En la película, él, Truman, es filmado desde el vientre materno. Como las ecografías que
ven tu inmensa única e irrepetible privacidad por primera vez. El es el elegido para un
programa que crea, alrededor del protagonista quién es “bendecido” con la elección
un mundo perfecto. no obstante el mundo perfecto, creado a su medida, naufragia
primero cuando le mata al padre en una tormenta, ficcticia, en el medio del mar. Ese
mundo perfecto le creo un miedo tal al agua que por mucho tiempo de la película, él, no
se podía acercar a ella. Y el mundo perfecto zozobra, también, cuando se enamora.
Y esos ojos, le dicen, le estallan en la cara: esto no es real. Esto es una mentira… Quien
alguna vez no descubrió una verdad. Quién alguna vez no abrió la puerta del mundo que
creía para saber que allí afuera, había otro mundo. Y que de la puerta para dentro, no era
el mundo para él o ella. Todos y todas somos un poco truman show. solo que acá no
hay lentes de 5.000 cámaras, y un pueblo y un mar inventados ni un clima en el que
se pueda influir creando tormentas. Hay eco hasta en 3 d que observan hasta el más
mínimo de tus detalles más íntimos… Hay muchos ojos viéndote nacer. Hay otros tantos
viéndote crecer y otros que te elijen para un tramo del camino. Que puede ser tan largo
o tan corto como los designios del destino lo estipulen. Y muchos guías sin querer y
queriendo. Muchos que con sus palabras te construyen un mundo, que tal vez no sea, ni
mío ni tuyo, pero en el que encajamos porque alguna vez acordamos en una parte del
camino. Y las palabras también construyen mundos y realidades. Y las buenas intenciones
y los buenos deseos propios y ajenos. Pero cuántas veces llegamos a la puerta de salida
de un mundo que no era el nuestro, por más cómodo y perfecto que se ofreciera.
Porque nuestras realidades son nuestras. Nuestros deseos que nos hacen llegar
a nuestros puertos o naufragar en las peores de las tormentas. Por eso no se ofendan,
no los hiero a propósito, ni soy egoísta con sus experiencias, ni soy desagradecida.
Simplemente busco mi mundo, aunque no lo encuentre…a veces y lo pierda otras tantas…
Así que no se ofendan si llego a la puerta de un mundo que no es el mío, aunque alguna
vez fuera nuestro y les diga: con toda educación y respeto, como dijo truman, cuando
fue a buscar lo que creyó, según él, que era verdadero: por si no los vuelvo a ver: buenos
días, buenas tardes y buenas noches.
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