Todos somos barcos
cargados con experiencia de vida,
memorias de trabajo, buenos tiempos y pesares,
cada uno con su carga especial;
y es nuestro común destino
mostrar las marcas del viaje,
aquí una proa astillada, allí un cordaje emparchado,
y cada casco ennegrecido
por el incesante apaleo de las incansables olas.
Ojalá seamos agradecidos por buenos tiempos y mares apacibles,
y en tiempos de tormenta tener el coraje
y la paciencia que caracteriza a todo buen navegante;
y, sobre todo, ojalá tengamos la alentadora esperanza de gozosos encuentros,
cuando nuestro barco finalmente tire su ancla en el agua quieta de la eterna bahía.
Max Ehrmann
Etiquetas: poesia
Esta entrada fue publicada el Lunes, agosto 12th, 2013 at 5:57 y está clasificada bajo: Tomado de la red. Puedes seguir cualquier cuestion de esta entrada a través de RSS 2.0 feed. Puedes dejatr un comentario, o trackback desde tu sitio web.