Hace unos días tuve la oportunidad de ver Tokyo!, un film que recoge tres mediometrajes de diferentes cineastas con el denominador común de situar sus trabajos en la capital japonesa. Una mirada hacia el Tokyo de hoy que en conjunto se me antoja una de las propuestas más imaginativas e interesantes del cine fantástico que he podido ver en lo que va de año.
Se trata de un proyecto independiente, coproducción de Japón, Francia y Corea del Sur, a cargo de tres directores, que a la vez ninguno es nipón. Los dos primeros llevan la firma de los franceses Michel Gondry (La ciencia del sueño; Rebobine, por favor) y Leos Carax (The House), del que no veíamos ningún trabajo desde 1999. La última es del coreano Bong Joon-ho, conocido por su mediática The Host. Los tres manejan con habilidad recursos estéticos y visuales distintos, lo que hace al conjunto más interesante, y todos utilizan originales giros en el guión, por lo que no desvelaré demasiados detalles del argumento, sólo recomiendo que no os la perdáis, sea o no estrenada en nuestros cines, porque las tres (con sus virtudes y defectos) merecen la pena y presentan puntos de vista muy diferentes, alejados de los clichés habituales, pero conservando la personalidad de cada director.
El primero de ellos es Interior Design, de Michel Gondry. Cuenta las peripecias de una joven pareja que busca su lugar en la gran ciudad. Una historia bastante manida en el cine, pero a la que Gondry le confiere un toque onírico, casi claustrofóbico, dando muestras de una imaginación y sentido del humor realmente extraordinarios. Simplemente excelente en cuanto a ritmo y utilización de recursos. Es el que más me gustó, además de hacer recuperar mi confianza, algo perdida con su último Rebobine, para con el cine de Gondry.
El segundo film, Merde, de Leos Carax, es completamente distinto al anterior. El protagonista, el hombre excremento, es un personaje uraño, inadaptado y extraño, que vive bajo tierra, en las alcantarillas de Tokyo. Carax pretende una metáfora sobre los pilares éticos en los que se sustentan las nuevas generaciones urbanitas; una sociedad en la que debajo de su sociabilidad se halla el siempre viejo conservadurismo, el racismo y la xenofobia. Decía que no tiene nada que ver con el primero porque trata de introducir ciertos elementos del cine fantástico y de terror, dotándolo de buen humor, pero carente de cualquier asomo de delicadeza y sensibilidad, sobre todo si con Gondry lo comparamos. Eso sí, hay que destacar la excelente interpretación de Denis Lavant, único protagonista no asiático del conjunto, y también los continuos guiños a Godzilla.
La tercera película, Tokyo Shaking, narra la relación entre diversas personas que viven encerradas en un piso, lugar en el que han creado su propio mundo, su propia isla de felicidad, y que ven amenazado su rol cotidiano cuando uno de ellos se enamora repentinamente de una repartidora de pizza. Vaya, otra metáfora, también sobre la sociedad japonesa, aunque esta vez centrándose en la triste soledad de los habitantes de una ciudad que paradójicamente viven rodeados de millones de personas, algunas a muy pocos metros de distancia. Se trata de un film mucho más lento, pero con buen ritmo y bien realizado, que mantiene el elemento fantástico de los anteriores. Pero es el que menos me gusto, tal vez porque le falte un final más concluso para ser del todo redondo.