Hablaba conmi suegro y él me dijo que lo tomara suave y al mismo tiempo me recordé de aquellafrase que usaba un amigo mío allá en mi tierra natal; si te afana te muere ysino te afana también te muere, tómalo suave.
Mateo 6: 25 Portanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer, o quéhabéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vidamás que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? 26 Miradlas aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; yvuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros mucho mejores queellas? 27 ¿Yquién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? 28 Ypor el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómocrecen; no trabajan ni hilan; 29 peroos digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. 30 Ysi a la hierba del campo que hoy es, y mañana es echada en el horno, Dios laviste así, ¿no hará mucho más por vosotros, hombres de poca fe? 31 Portanto, no os afanéis, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o quévestiremos? 32 Porquelos gentiles buscan todas estas cosas; mas vuestro Padre celestial sabe quetenéis necesidad de todas estas cosas. 33 Masbuscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas osserán añadidas. 34 Asíque, no os afanéis por el mañana, que el mañana traerá su afán. Bástele al díasu propio mal.
Sabenluchamos demasiado por lo que queremos o deseamos y al final, no nos llevamosnada, nos vamos que venimos, no es que debemos trabajar, sino que debemostomarlo suave.
Dios tieneel control de nuestra vida y El mismo nos dice que no nos afanemos tanto que silas aves del campo El la alimenta, los lirios crecen; no trabajan ni hilan y lahierbaque hoy es y mañana es echada enel fuego; Dios la vista así.
Diospromete en su palabra que nos hará mejor que a los lirios y las aves del campo;que no nos afanemos tanto, que busquemos primeramente el reino de Dios y sujusticia y todas estas cosas por la cual nos afanamos serán añadidos.
No nospreocupemos tanto, vivamos la vida para el Señor, dejemos que El sea quienpilotee nuestro barco, que El sea nuestro capital.
Tratemos delograr nuestra meta, pero si nuestra meta no se hacen realidad, continuemosempujando, sueñe otro si tiene que soñar; pero no se mortifique mucho, tómelosuave.
Al finalcomo dice el predicador, vanidad de vanidades, todo es vanidad; teme a Dios yguarda su mandamiento que ese es el todo del hombre.
Félix Abreu