Debes de ser parte del vertedero y tratar de esquivar las ratas o terminarás convertido en alimento de peces o abono de árboles. No quedaba otro remedio. Solo en pequeñas zonas, la basura se sacaba regularmente, permitiendo que todo oliera bien y la gente bien lo pasara en grande.
Tanto yo, como los cercanos a mi vivíamos sin pena ni gloria, tratando de ganarnos bien la vida y pasar los días sin pena ni gloria. Ganarte la vida honradamente no es fácil, pero si ni ves, ni oyes y callas, pasaran los días.
Hablar tampoco era un problema. Ibas al bar a desahogarte y a tomar algo y charlabas con el camarero, sin decir nombres. No es necesario cuando todo el mundo se conoce. Simplemente contabas algo, una historia, una fábula y nada más. Era seguro, porque hacía tiempo había muerto el último hombre bueno.