Tormenta de Santa Rosa, tercer cumpleaños de Alma, testeos gélidos

Publicado el 04 septiembre 2016 por Ptolomeo1

María de Oliva, unida en matrimonio con el arcabucero virreinal originario de San Juan de Puerto Rico don Gaspar Flores, dio a luz la friolera de 13 hijos entre los que se encontraba Isabel, una hermosa niña nacida en el año 1586 en Lima, en aquel entonces capital del Virreinato del Perú.

Dicen que desde temprana edad su nombre de pila fue olvidado pues todos los que la conocían la llamaban Rosa, debido tanto a su belleza como a la visión que había tenido María cuando se encontraba encinta, en la que el rostro de su futura hija era el de la más popular de las flores. Cuando en 1597 llegó el momento de recibir la confirmación la familia residía en el pueblo serrano de Quives y le fue impartida por el mismísimo arzobispo Toribio Alfonso de Mogrovejo, quien se encontraba en visita pastoral en la localidad. No causa asombro alguno que Rosa fuera el nombre elegido por la niña para dicha ceremonia.

Quives era asiento en aquellos años de obrajes para la explotación de las minas de plata, en las que Gaspar Flores desempeñaba como otros militares el rol de administrador. El trabajo duro para extraer el mineral era llevado a cabo por los sumisos aborígenes, que dejaban vida y sangre bajo el látigo implacable de los capataces. Tal vez la situación de los indígenas haya conmovido a la niña Isabel, que con los años desempeñaría un rol protagónico en el auxilio y atención de los necesitados.

La adolescencia la encontraría inmersa en el clima católico a ultranza que se vivía en Lima, donde Catalina de Siena era ejemplo de virtud para las jóvenes peruanas. Claro que al despojarse de su cabellera y prometerse a sí misma permanecer casta, las esperanzas de sus progenitores en cuanto al buen matrimonio que su belleza hubiera deparado se vieron irremediablemente frustradas. Pero Isabel era tan devota como terca y finalmente consiguió su propósito: en 1606 tomó los hábitos dominicos en la iglesia de Santo Domingo, pero al no existir convento continuó residiendo con sus familiares.

Dedicó su vida a educar a los niños en la fe católica y a cuidar a los enfermos, llegando a improvisar un pequeño hospital en las cercanías de su domicilio para la asistencia y contención de los dolientes. El 30 de agosto de 1615 se anunció la proximidad de naves corsarias holandesas que desembarcarían en Lima luego de haber asolado el puerto vecino del Callao; la religiosa, sin dudarlo, encabezó una marcha rogativa desde la iglesia solicitando un milagro que preservara la ciudad de los feroces piratas.

La voz de la santa tuvo repercusión en el cielo y una tormenta feroz se desató impidiendo a las naves acercarse a la costa limeña: los agradecidos pobladores le atribuyeron la salvación de la ciudad y Rosa dos años después falleció. El proceso de canonizacíon fue iniciado casi inmediatamente y en 1668 fue beatificada; un año después Perú la declaró patrona de Lima y del país.

La festividad fue establecida por el Vaticano el 23 de agosto pero es celebrada el día 30, rememorando su oportuna intercesión con Dios para que desatara la salvadora tormenta. Actualmente en los cinco días previos o posteriores a dicha fecha se aguarda también en Argentina la llegada de las lluvias más intensas del año: mito o realidad, lo cierto es que el cielo se encuentra furiosamente gris y la ciudad espera, como cada año, el arribo de la tormenta de Santa Rosa.

Tercer cumpleaños de Alma

El tiempo tiene su propia lógica en esta dimensión en la que nos desplazamos los humanos: lineal, inclemente, rígido, aún cuando cada día que se aleja constituye una pérdida irrecuperable nos compensa atesorando momentos que se almacenan de manera inolvidable en la memoria.

La frase resulta más que trillada, pero parece que fue ayer cuando Vero anunció que Alma llegaría al mundo. A partir de allí un sinnúmero de coincidencias obedientes a la sincronicidad que rige los acontecimientos se dieron curso, para que Alma y sus padres finalmente recalaran en esta región remota del mundo. Artífice más que activa de esta decisión, Vero incorporó a Alma a nuestras vidas desde que era una pequeña curiosa y despierta de pocos meses de edad.

Hoy Alma ha cumplido tres solemnes años y se niega rotundamente a comenzar el próximo ciclo escolar con una afirmación rotunda: ella, como su tía Vero y algunas de las amigas que integramos su universo, es abogada ¿Qué sentido tiene entonces emprender una educación que ya ha adquirido por carácter transitivo?

Mientras tanto Ariel, la Sirenita, fue la estrella indiscutida de su tercer cumpleaños, la casa se vistió de medusas y hasta los cupcakes fueron decorados con imágenes del bello personaje de Walt Disney. Alma dejó de lado su profesión para participar activamente en los festejos en los que brilló de manera excluyente, hasta que se retiró a sus aposentos a armar la magnífica mansión de Barbie que le fue obsequiada no sin antes advertir que al día siguiente, como integrante del universo jurídico, debería firmar y sellar una considerable cantidad de documentos públicos.

Feliz cumpleaños, Alma niña.

Testeos gélidos

La gelidez es una cualidad que evoca el frío intenso, esa sensación que provoca el contacto con un elemento que estremece la piel de manera extrema. Se dice de algo que es gélido cuando provoca el mismo efecto que un hielo ardiente; valga la contradicción en la descripción.

El empleo de productos gélidos suele reservarse para los días de temperaturas amables, pero el invierno es propicio para todo tratamiento en la piel que restaure la hidratación y la tersura que han sido atacadas por el confortable calor artificial de los ambientes internos. Nada ni nadie es perfecto: así como nos acurrucamos gozando de la plácida temperatura hogareña, nos deshidratamos por efecto de chimeneas, calefactores, losas radiantes y cualquier otro artilugio inventado por el humano para soportar el frío exterior.

Para contrarrestar los efectos perniciosos de la molicie invernal, he procurado utilizar algunas noches las cremas indicadas para restaurar la superficie del rostro recién extraídas de los vericuetos profundos de la heladera. La clásica L´Oreal Revitalift y un maravilloso contorno de ojos elaborado a base de elementos naturales por mi cosmiatra fueron las protagonistas de los testeos gélidos de este invierno austral en retirada.