La mala calidad de la foto se debe a que la he tomado yo mismo con el móvil, mientras mis perros intentaban ir hacia otro sitio, y eso que no saben leer.
Posteriormente he visto que incluso este acto vandálico se anunciaba por la televisión. Lo cual tampoco me extraña, por que a renglón seguido también decían algo de que ibas a ver la Semana Santa por la televisión aunque la tuvieras apagada y que no te podías perder no sé qué película de zombies.
Y efectivamente es lo mismo que se puede ver en este cartel. Si te fijas se trata de un cartel en el que se anuncian distintos eventos relacionados con matar toros. En una disfrazados de monigotes picassianos y en otra a lomos de un caballo, que es el que se juega las tripas...el evento es para celebrar el final de la Semana Santa católica y para már recochineo haciendo alarde de que en esta fiesta de muerte alguno resucitará en plan apocalipsis zombie.
Hago un inciso para decir que los ricos son de una hipocresía divertida, tienen deportes en los que el ejercicio lo hace otro: en el golf el que se pega la sudada es el cady, en la equitación el que corre hasta reventar es el cabalo y en los deportes de motor el que suda es el del seguro mientras cruza los dedos para que no se rompa nada.
Cualquier excusa es buena para divertirse y torturar un animal hasta su muerte. Y no hace falta ser Pol Pot, el doctor Mengele o el chupacabras, sólo hace falta vestirse con ropa de hace unos siglos e invocar a tradiciones que se justifican en la obra de pintores.
Picasso, como muchos artistas, fue una persona de su tiempo y reflejó lo que sucedía a su alrededor. Por ello el genial malagueño pintó corridas de toros, del mismo modo que en otra época podría haber pintado como se daban latigazos a un esclavo. Pero el testimonio gráfico no sirve para justificar un acto cruel y fuera de época. De hecho estoy pensando que dado que Goya pintó unos estupendos fusilamientos, se podría rememorar esta bonita tradicción del ajusticiamiento sumarísimo y fusilar gente al azar todos los domingos de resurrección; que seguro que alguno resucita, y le vuelven a pegar un tiro, y vuelve a resucitar, y así hasta que uno se quede sin munición o el anónimo fusilado tenga tanto plomo dentro del cuerpo que no se levanta ni tomando viagra.
Lo cierto es que este cartel me ha llamado la atención por la forma en la que han juntado algunas de las cosas que menos me gustan: matar toros, las celebraciones religiosas y los zombies. Tengo que decir que de los tres tengo más simpatía por los zombies.
Los zombies tienen su punto entrañable porque aunque se parecen a la justicia: son lentos, initeligibles y al final terminan devorándote (con la diferencia de que los zombies te cojen si eres tonto y la justicia te coje si no tienes dinero -gracias Anna-); en el fondo son de una inocencia infantil, cosa que no encuentro ni en un crucificado chorrendo sangre, ni en un toro chorreando sangre.
Tengo que reconocer que aunque la expresión artísitca de algunas figuras es extraordinaria. Pero eso tampoco es excusa para perder la capacidad de razonar e ir detrás de un pedazo de madera, gritando consignas contrarias a la religión que dicen profesar. Por otro lado es normal que las figuras sean de una belleza extraordinaria, porque los grandes artistas al final tienen que comer y hacen lo que dice el que tiene el dinero, y normalmente el dinero en esta parte del planeta lo tiene la iglesia católica. Así que a pintar y esculpir santos si quieres comer, hijo mío. Que si fuera hoy en día me imagino a Juan de Juni esculpiendo a Beyoncé: porque está muy buena, porque se puede pasar por el arco del triunfo lo que diga el arzobispo de Aquisgrán y porque Columbia Records tiene dinero para comprar un país.
Además la semana santa es muy previsible, siempre pasa lo mismo: al judío lo trincan los romanos, le dan unos latigazos, le lancean el costado, le llenan la frente de banderillas y termina feneciendo entre estertores. No creo que eso sea algo para celebrar y menos que en ello participen niños. Pero al que le guste que vaya, que ahí no se mata a nadie de verdad.Y además Bambi también empieza con un deportista mandando al otro barrio a la madre del cervatillo.
Divertirse matando toros entra dentro de mi concepto de sadismo, que puede tener su cabida dentro de sociedades poco evolucionadas...vaya, pues a lo mejor esa es la explicación. De todos modos este tipo de festejos se parece a los osos polares, es cuestión de tiempo que desaparezcan.
Yo creo que el que ha diseñado el cartel ha puesto en mayúsculas lo de Resurrección para ver si algún sádico incauto pica y espera que con 6 toros haya festejo para cuatro días de sangriento espectáculo, a base de toros zombies.
Quizás no estuviera mal que el toro tras recibir la última estocada y con el verdugo saludando, se levantara y volviera a embestir, que para eso tiene bravura. Y así el del trapo rojo puede volver a pedir una espada para matarlo de nuevo. Y después de que resucite otra vez, otra espada, y otra más.
Ya le veo acercándose a la vaya de madera diciendo al ayudante.
-Eh, dame otra espada que este joputa no muere.
Y el otro respondiendo
-Espadas no me quedan, si quieres te doy el as de bastos...
-¿el as de bastos? Para jugar la baseball esto yo...¿que hago? que si me engancha me borran de la cofradía de los santos estivadores de la pata coja
-Toma esta motosierra
-Pero quillo, ¿¿que quieres que le recorte los cuernos??
-Pa' cuernos recortados ya están los de mi padre que si no se le enganchaba el meteosat. Lo que tienes que hacer es cortarle la cabeza y así no resucita, que he visto un montón de películas de zombies y eso funciona.
-Pero ¿cómo voy a hacer eso? Cortarle la cabeza a un toro es indigno de mi arte...
-cusha, dicen los de la cofradía del empujón perpetuo que van a hacer a ese toro cofrade de honor si te atraviesa de parte a parte.
-¡Serán cabrones! - agarra la motosierra y se lanza contra el morlaco que está devorando al que le lanceó, con un elegante- Jooooopuutaaaaa