Transcurrieron años, y una dualidad que no advertí fue que mi mujer también jugaba en ese tablero. No con las mismas reglas pero, tras enterarse de mis desventuras, me envenena lentamente.
Revista Talentos
Me volví experto en aparentar: paseaba entre la cama de mi amante y la casa donde vivía mi familia.
Transcurrieron años, y una dualidad que no advertí fue que mi mujer también jugaba en ese tablero. No con las mismas reglas pero, tras enterarse de mis desventuras, me envenena lentamente.
Transcurrieron años, y una dualidad que no advertí fue que mi mujer también jugaba en ese tablero. No con las mismas reglas pero, tras enterarse de mis desventuras, me envenena lentamente.