¡Hola, gente hermosa! Creo que ya se puede decir que Touring Houston se ha convertido en la sección oficial de los lunes. Visto lo visto, el blog está comenzando a tomar cierta rutina. A partir de ahora los lunes siempre publicaré una entrada de éste tipo, los martes un TTT y los jueves una reseña literaria. Así que dicho lo dicho, ya les puedo contar un poquito más sobre que estuve haciendo éste fin de semana en Houston.
Ésta semana mis peripecias comenzaron antes ya que desde el jueves anduve explorando lugares, en éste caso el Museo de Bellas Artes de Houston. Una de las cosas que más me empieza a gustar de ésta ciudad es que se le da mucha apreciación a la cultura. HMFH (Houston Museus of Fine Arts) por ejemplo, ofrece entradas gratis los jueves con acceso a la mayoría de las exposiciones y las puertas cierran a las 9 pm. Siendo la primera vez que lo visitaba debo decir que algunas de las exposiciones me parecieron súper interesantes aunque eso si, si alguna vez lo visitan lleven sus zapatos más cómodos y vayan dispuestos a caminar ya que el museo ocupa casi dos cuadras y si no se lleva una guía les podría suceder lo que a mi esposo y a mi que comenzamos la visita en el nivel subterráneo y no nos dimos cuenta de que habíamos pasado de una cuadra a la otra y después de una hora cuando nos disponíamos a irnos nos dimos cuenta de que en realidad sólo habíamos visitado una mitad del museo.
El viernes tenía ganas de bailar porque es una de las cosas que más disfruto y que me relaja. Mucho me habían hablado de Neon Boots, unos de los clubs gays más conocidos de Houston, y teniendo en cuenta que está cerquita de casa la verdad no fue difícil elegir. El lugar es country por excelencia y toda la decoración hace referencia a la cultura texana. Los viernes el dj se luce con lo mejor de la música latina y para los recién llegados a la ciudad puede resultar curioso ver a un cowboy bailando salsa. Por cierto, Neon Boots se enorgullece por tener las clases gratis de country más grandes de Houston lo cual sucede los jueves desde las 7:30 pm. El lugar la verdad es muy acogedor y el ambiente muy genuino. Si bien no tienen las mejores mangorritas de la ciudad sus margaritas no están tan mal.
El sábado cansada porque sólo tuve cinco horas para dormir y me tocó trabajar exudaba ganas de relajarme por cada poro de la piel así que mi esposos y yo decidimos ir a cenar a La Madeleine, un café francés que desde la primera vez que lo probé se ha convertido en uno de mis lugares favoritos para comer a cualquier hora del día. La decoración es muy rustícica y acogedora, la música tenue es muy relajante y la comida es deliciosa. Mi favorito es la pasta Cordon Bleu acompañada por una sopa de tomate y té frío de melocotón, aunque su selección de sandquiches también es genial.
Y esto ha sido todo por hoy. Como ya saben si quieren que siga con éste tipo de entradas me lo dejan saber en los comentarios. ¡Feliz comienzo de semana! Nos leemos en los comentarios.