Tóxicos

Publicado el 27 noviembre 2015 por Javiermb913

No somos más que piel agrietada por el paso del tiempo, hace frío y sopla el viento, las cicatrices ahondan más, corren ríos de tinta, tal vez sangre, es nuestra historia.

Somos canciones que no entiende nadie, que todos cantan, que todos danzan, pero nos miran desde lejos, temen acercarse, temen intoxicarse. Dejamos veneno a nuestro paso, no hay remedio ni antídoto.

Míralos, están asustados, somos zombies a sus ojos, huyen de la carne putrefacta que voy dejando tras de mí. Intento besarte de nuevo, te alejas, vas con ellos, pierdo, las grietas se hacen más profundas. Ya no es nosotros, ahora es yo, me dejas sólo, me miran, señalan, se ríen, me pierdo.

Éramos, en pretérito imperfecto.

Nadie lo es, quien oculta sus cicatrices es quien más tiene, cicatrices de imperfección que abatían lobos y miedos, de ti, de mi, de la vida.

Quisimos ser tan perfectos que eso fue lo que nos mató.

Se quiebran mis piernas, caigo, no tengo fuerzas, alargo mi mano, te miro, me niegas… Araño la tierra buscando que el suelo me trague.

Olvidarte… Cesar en mi empeño de intentarlo.

Oigo risas, ¿qué queréis? Es lo que queda de mí, es lo que dejó el veneno y la piel agrietada, el olvido. Parpadeo, quiero no verte, ahí estás, quieres ver mi final, para eso te has quedado. El tóxico era yo, decías, por eso el espacio, por eso impides que vuelca a por ti.

Pero no…

Pero no…

Muero, recuerdo cada detalle. Sonríes, ganas, te acercas para asegurarte, te agachas, me besas, me rozas. Estoy inmóvil, me muevo, no puedo, recuerdo que estoy muerto, es imposible tocarte, me rindo.

Y entonces te curas heridas que nunca existieron.

Te borras la sangre que nunca cayó.

Y las grietas tienden puentes.

Te vas.

Recordándome que quien es tóxico tiene antídoto para sí mismo.

No para los demás.