Como helado sabor chocochips, luego de comentar una propuesta de intervención educativa. He tenido mucho trabajo y por eso no he pasado por aquí. En las noches, acuesto a B y me quedo dormida junto con ella. Usualmente siento necesidad de escribir una entrada y cuando no puedo, me queda la falta; estos días no ha sido así porque siento necesidad de escribir otras cosas y traigo esa falta encima: retomé algunos proyectos creativos, pero entonces vino -gracias a Dios- esta oleada de trabajo que no he conseguido equilibrar con "lo mío". De hecho, no consigo equilibrarla, en general: la casa está vuelta al revés.
Ayer o antier vi el trailer de la secuela de Pacific Rim y hoy veo que mañana sale el de El último Jedi. Habrá que ver cómo le hago porque al menos la segunda sí tengo que ir a verla.
He tenido ganas frustradas de ver una buena película. Ha estado difícil entre el poco tiempo y el mucho sueño. Además, todavía me pasa que muchas películas no quiero verlas sin el papá de B, así que descarto esas. La verdad es que a veces me encuentro eligiendo y sé que no tengo ganas en realidad de ver una peli, sino de ver una peli con él: me digo que las ganas son de ver una peli con alguien, pero no es cierto... o quién sabe. Con una amiga, no; eso está claro. Con alguien con quien me vaya a la cama después.
El caso es que las semanas anteriores hice un par de elecciones que me aburrieron: Animales fantásticos y dónde encontrarlos y Adios, hermano cruel. La de Animales fantásticos la dejé como a los diez minutos; le di otra oportunidad al siguiente día, pero avancé cinco minutos más y no conseguí interesarme. Con la otra llegué más lejos y es una pena haberla dejado porque las imágenes son bellas, empezando por los protagonistas que son un par de guapos (especialmente la actriz, Charlotte Rampling). Yo quería seguir, pero la peli no pudo con mi cansancio del día... Tal vez ninguna peli hubiera podido. A ver luego, menos soñolienta.
Silvia Parque