Revista Talentos

Traductor, traidor y con recochineo

Publicado el 13 enero 2013 por Tiburciosamsa
Traductor, traidor y con recochineo
Miraguano ediciones ha publicado “El monje desnudo”, una recopilación de 100 haikus de Taneda Santoka, el último monje itinerante de Japón. La traducción del japonés está a cargo de Vicente Haya, Akiko Yamada y José Manuel Martín Portales. Leyendo la traducción me da por pensar que su conocimiento del japonés anda a la par que su falta de respeto por las intenciones del autor o la inteligencia del lector.
Traducir es un ejercicio complicado. Tanto, que no hace falta complicarlo todavía más tratando de enmendarle la plana al escritor. Veamos. Hay un haiku cuyo original dice: “Hito no tame ni shigurete/ hotoke-sama”. Los traductores lo han traducido de la siguiente manera:
Una lluvia fina que caepor el bien de los hombresEl Buda llora
En el comentario posterior, dicen que la traducción literal es: “Lloviendo finamente en honor de los hombres/ Su Excelencia el Buda”. Señalan que un significado antiguo y literario de “shigureru”, además de “caer un calabobos” es “llorar” y añaden: “… Es por eso que hemos enriquecido la traducción textual con el verso “El Buda llora”. No podemos asegurar en qué medida Santoka fue consciente de ese doble sentido posible del haiku.” Pues si no sabéis lo que tenía en mente el autor, no inventéis y limitaos a lo seguro, que es lo que dejó escrito. Si queréis, ponéis una nota a pie de página advirtiendo al lector del otro significado del verbo “shigureru” y a otra cosa.
Otro ejemplo. Santoka escribió: “Mado akete/ mado ippai no haru”. Literalmente, “Abro la ventana y/ la ventana está llena de primavera.” Los traductores traducen:
Abriendo la ventanaa reventar la primavera”.
No contentos con su traición al poema, se hacen una paja mental de tamaño XXL para justificar su traducción y lo peor es que nos la cuentan: “Los traductores, condicionados por el lenguaje coloquial, ante este haiku, se sienten confusos. Por una parte, se repite dos veces en cinco palabras un elemento tan prosaico como la “ventana” [tal vez si la palabra se repite dos veces es porque el poeta lo quiso así]. Por otra parte, la lógica dice que las ventanas para serlo deben estar vacías.(…) Acabamos comprendiendo que la ventana de la choza de Santoka está- literalmente- tomada por la primavera. Como si fuera una maniobra militar, la primavera ha dispuesto la toma de la casa a partir de la ventana.” Puestos a buscar imágenes bonitas, ¿por qué no entender que le han puesto un coche-bomba de primavera que le ha reventado bajo la ventana?
Otra cosa irritante del libro es que, no contentos con sus traducciones traidoras, en los comentarios le dicen al lector que es medio subnormal (un poco sí que lo fue por no hojear el libro adecuadamente antes de comprarlo) cómo tiene que leer los poemas.
Santoka escribe: “Durante todo el día/ con demonios y budas/ me encontré”. La traducción ya introduce un matiz no desdeñable: “Durante todo el día/ sólo me encontré/ con demonios y budas”. Podría pasar el adverbio intruso, si no fuera por la explicación verborreica que le sigue: “No dice que fuera eso con lo único que se encontró. Sin embargo, estamos convencidos de que el secreto de este haiku ha eludido las palabras. Santoka no quiere hacernos saber que se encontró con demonios y budas (o con un demonio y un buda), sino que sólo se encontró con eso (¿cómo estáis tan seguros? ¿acaso os lo dijo en una sesión de espiritismo?). Que no vio a nadie. Que aquel día perteneció a un cómputo de tiempo irreal; no al tiempo humano. Que su caminar se inmiscuyó en la existencia de seres que evitan al hombre. Ese día Santoka fue un demonio más, o un buda más.” ¿Por qué tendría que ser esa lectura la correcta? A mí me podría dar por interpretar que Santoka ve la sociedad humana con otros ojos y en su caminar ve a las personas no como seres humanos, sino como demonios o budas en función de sus inclinaciones. O podríamos pensar que ese día fue a visitar unos estudios de cine donde estaban rodando la vida de Buda y lo pasó rodeado de figurantes disfrazados.
Para rematar, cada sección del libro está precedida de un comentario donde los traductores-traidores se dedican a un onanismo mental tan cursi como desenfrenado. Veamos lo que la sección titulada “El hambre” les suscita: “Persistir en la Naturaleza es voluntad del mundo. El hambre es el espíritu del mundo, tal como la sed, algo sagrado para él, algo en lo que busca ser reconocido. Algo ante lo que el hombre comprende que es mundo…” Tíos, bajad de las alturas. Hambre es tener un agujero en el estómago e irte a la nevera a ver si tus hijos no se zamparon el trozo de chorizo que quedaba.
La buena noticia es que resulta que existe una edición crítica de Hiparión del año 2004 de 100 haikus de Santoka. Creo que tiraré esta a la basura y me la compraré.

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