Víctor blande en el aire sus tijeras mientras Wifi asoma su hociquillo por la puerta meneando el rabo muy contento y oliendo ese aroma lavado, cortado y marcado de la peluquería que tanto gusta, lleva un collar del que sale una correa en tono azul a cuyo extremo una voz chillona entona, trasquilando el ambiente de secadores y lacas, una frasecita con cierto tonillo experto: ¡Que no te deje muy pelón! a lo que sigue un corto silbido y un adiós casi ladrado.
Las tijeras siguen haciendo su agosto, zis, zas, zis, zas cosechando mechones rubios desde la coronita hasta la nuca que no tiene ojos, porque están posados en el suelo contemplando que ya no hay fibras naturales rubias extra claras (10) como antaño, como cuando le dolía la boca porque las encías escupían dientes y no sabía que tendría un perro, un marido y un estupendo peluquero.
Ahora ha caído al suelo otra capa más oscura por falta de horas al sol y exceso de colegio, el extra claro pasa a claro (9), y tras varias capas, el claro es rubio (8) porque se aterrizó en la vida real, y después continuaron los reflejos de todo tipo pasando al rubio ceniza (8,2) y luego al rubio ceniza malva (8,21) y van tantas capas como años vividos a través de sus cortes de pelo...
Y el agua resbala por mi caballera arrastrando los reflejos que, en lo que me ha parecido un segundo, han dejado de ser negros ... mientras suena...
P.D.: "Si es que es en la peluquería donde se halla la acción de la vida... pero es nuestro gobierno quien nos la está trasquilando"
{¡B U E N A_____S U E R T E!}
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