Casi todas las personas adultas conocen la ansiedad. El trastorno de ansiedad es otra cosa: implica un malestar significativo que impide hacer cosas sin contar con ajustes relevantes y que desgasta física y emocionalmente.
Hoy intenté hacer un trámite sencillo y antes de salir de la casa, ya estaba agobiada por alistar los papeles que debía llevar. Había tomado mi sertralina y aún así, empecé a sentir el aviso de un ataque de pánico. Me conozco bien, sé que hacer conmigo y el papá de B es cada vez un poco mejor dando contención; la sensación pasó y seguí adelante.
Para cuando terminó la pequeña odisea de la mañana -por cierto, sin el objetivo alcanzado-, yo estaba desgastada: sin energía, pero no como cuando una se cansa porque hubo mucho trabajo, sino exhausta como con el alma atrapada por un alfiler en una enorme superficie rugosa.
Si no las conocen, les invito a pasar por este sitio a leer poquito sobre: la teoría de las cucharas y la teoría del tenedor
Silvia Parque