Travelling Trolly 2.0 en Grahamstown, Sudáfrica, una idea 100% argenta...

Publicado el 18 junio 2012 por Viajeporafrica

Luego de una finalización de festival brillante, y ya con los pies muchísimo más a gusto en nuestra ciudad granjita sudafricana, nos tuvimos que sentar a hacer el ejercicio más lindo que hacen algunas personas: pensar. Los vericuetos del cerebro, y los infinitos y laberínticos caminos de las neuronas, son el arma fundamental para cualquier fin que el ser humano se proponga. Si uno no se sienta a pensar o no tiene incorporado este ejercicio, en general: o hace idioteces, o no hace nada, y nosotros no nos podíamos dar el lujo de ninguna de las dos.

El tema principal y más que alentador era que la comida había tenido un éxito interesante durante los días del festival, con lo cual, cierta cantidad de personas expresaron su interés en seguir adquiriendo productos frescos y distintos a los que comían todos los días en el town, pero también se presentaba un bonito problema: nosotros, que prácticamente no teníamos casa, muchísimo menos contábamos con un lugar desde donde seguir vendiendo comida.

Así fue que resucitamos la idea de los típicos carritos cafeteros que se pueden ver en muchos de los barrios de Capital Federal e interior del país, idea que habíamos utilizado por unos días cuando estuvimos en Sudáfrica para presenciar el mundial de fútbol 2010, pero a la cual había que ponerle mucho más punch y un fuerte reloaded, para intentar no ser igual de berretas que antes.

Así fue entonces queridos amigos, que nació el famoso titán del asfalto solventa problemas estomacales, el represor del hambre, el económico, el único carrito que no se cansa de vagar ni de pelotudear por las calles, el más rodante de todos, el magnánimo, el que te persigue para que le compres... Démosle una calurosa bienvenida por favor entonces a nuestro mejor amigo... "El carrrriiiitoooooo viajerooooooo"... clap, clap, clap, pitos y cornetas.

Nuestro " Travelling Trolly 2.0" es una versión muy mejorada del " Travelling Trolly 1.0" (lógicamente), el cual en su modelo 2011 adquirió mucha más capacidad, más estantes y un menú mucho más interesante que su antecesor. Además su madera ultra resistente, pintada en colores sobrios no invasivos, garantiza que al rodar va a hacer mucho ruido, pero de ninguna manera se va a romper...

Por suerte el lugar para cocinar resultó casi un trámite, ya que Ruth, muy contenta con la performance del barcito durante las funciones del Arts Lounge, nos ofreció guardar las cosas en el jardín y utilizar el espacio durante la mañana para cocinar. Ese fue uno de los pasos más importantes que dimos en nuestra vida en Grahamstown, ya que no sólo nos dio el acceso a una casa tremenda con un patio increíble en el centro de la ciudad, sino también la posibilidad de continuar el negocio de comida, y como si todo esto pareciera poco, acceso a las computadoras de la universidad cuando fuera necesario. Sólo un pequeño y tácito pacto de que a cambio nos hacíamos cargo de que esté siempre todo en orden, fue lo único que contrapuso en la mesa, por lo cual a Ruth antes de irnos de acá, le tenemos que hacer un monumento tamaño natural en la parte más vistosa de la ciudad.

Más instalados que el Indio Solari en Parque Leloir, nos dedicamos a darle rienda suelta a nuestra inventiva para cocinar, para escribir, para hacer asados, fiestas, meetings, holgazanería, y por sobre todo, a tratar de hacer el dinero necesario para vivir y ahorrar para el próximo viaje, que si todo sale bien será Asia, segunda mitad del 2012... con otro proyecto filmístico (que se rumorea que puede ser una película), con más proyectos de escritura y relatos, y con mucho, pero mucho más rock y punch a la vida.

Y como nada de lo que uno hace en la vida viene sin las consecuencias necesarias, y como que todo lo que uno hace con esfuerzo y dedicación solo trae cosas buenas, el hecho de que el Travelling Trolly 2.0 salga al ruedo por la ciudad de Grahamstown, sólo amplio nuestras sonrisas, nuestros círculos de vida y nuestro afianzamiento con una ciudad de la que definitivamente nos empezamos a sentir parte.

Especialmente Juli, quien era el piloto diario de tan llamativo carcacho rodante, fue quien sirvió de nexo con todos los sectores del town con los que no habíamos tenido contacto hasta el momento, y su inmaculada figura empezó a tomar tan llamativa relevancia, que casi podríamos decir que fue directamente catapultado a la fama y se transformó en objeto fetiche para ciertas personas.

Para empezar debemos decir que salió tres veces en el diario local y que dos estudiantes de la escuela de periodismo (entre las cuales se destaca la inocencia de Candi) de la Universidad de Rhodes le hicieron un seguimiento intensivo sobre su historia y sus días en Grahamstown, intentando inclusive indagar sobre sus más íntimos secretos personales, elementos que por filosofía nunca develamos a terceros (ya que tenemos claro que luego se quieren aprovechar de su carismática imagen para entregarse al tráfico compulsivo de información paga).

El carrito circulaba y la fama de Juli aumentaba. Nuestro Travelling Trolly 2.0 ya tenía recorrido fijo, clientela asegurada y reposaba impasible las últimas tres horas de la tarde debajo del sitio más representativo de Grahamstown: el "arco" que marca la entrada al campus universitario. Allí fue que nos terminamos de familiarizar con la hija de la dueña de "Transfussion" (el único lugar de ropa alternativa de Grahamstown), Lee, quien repitió varias veces y cada vez con mayor énfasis, que éramos muy bienvenidos a dejar nuestra ropa para que sea vendida en su negocio, detalles que cerramos con su empleada llamada "Nono", quien se hizo responsable de buena cantidad de nuestras problemáticas prendas.

Además, nos hicimos compinches con una banda de semi hippies que atienden el único kiosquito que vimos en todo Sudáfrica, llamado lógicamente "Under the arch", cuya formación es la siguiente: Jane, Tracy, Debra y Nadine, unas afrikaneers buena onda pro, modelo 2011, que se encargaron de suministrarle a Juli té y pasatiempos varios durante las horas que vigilaba las ventas de nuestro titán.

Para ponerle más color al color, también queremos hacer referencia a la sonrisa entrañable de las "mamas" que venden sus collares y artesanías al costado del arco. Entes supremos con corazones de oro, que vagan en la atemporalidad de lo sublime y lo permanente. Postales del alma de Grahamstown... necesarias, elocuentes y muchas veces olvidadas. Absolutamente especiales.

Y aunque sabemos que puede ser aburrido para ustedes, les pedimos disculpas por extendernos, pero nobleza obliga el repaso de un par de personajes que se consolidaron en la calle: Noizee, la presentadora más hermosa del mundo, Byron, siempre confundido, siempre a la deriva, Gareth, que habla español y dirige una escuela de música en el township, y una pareja de colombianos de Bucaramanga, Jesús y Paola, quienes están trabajando por un par de años para la universidad y que ayudaron muchas veces a Juli acompañándolo y haciéndole sentir que las horas volaban.

Además de los días de la semana, nuestro Travelling Trolly 2.0 salía también de joda los sábados por la mañana, a imponer su vagabunda estampa en el mercado más careta de Grahamstown. El "Old Gaol" era el escenario que observaba atónito, arribar a nuestro querubín 50% argento 50% sudafricano, a posar su blanca estampa en esos terrenos inundados por comidas artesanales, para ostentar nuestra deliciosa carrot cake, chocolate cake, o a provocar con sus tartas y sus sándwiches de pollo, atún y jamón y queso. En estas salidas matinales nos hicimos amigos de la gente que posee los mejores productos que se venden en ese mercado, Virgina y Shane (quesos de todo tipo) y Clint y Jaco (pescado fresco). Ellos también nos ayudaron y nos dieron una mano con todo lo que fuimos necesitando.

Para terminar de una vez y ya sin más, debo hacer los honores a nuestro Travelling Trolly 2.0 y compartirles sus más íntimos secretos y ventajas. La primera: comer, más que una necesidad básica, es un placer, motivo por el cual si uno le da a la gente comida que le produce placer, ese placer lo terminan asociando a quien la vende, y eso a la larga o a la corta trae muchísimas ventajas. Segundo: se tiene la ventaja de tener siempre comida a disposición y de gastar muchísimo menos dinero por mes en pelotudeces, por lo cual es un tremendo alivio para la economía. Tercero: si hay restos de comida, siempre se puede alimentar a gente que lo necesita y que no tiene el dinero para comprarla.

Un abrazo para todos los que están del otro lado y gloria y honor para nuestro Travelling Trolly 2.0. Hasta la próxima cuando nos traslademos a las fiestas electrónicas de Grahamstown y su cambalache globalizado... Salud!

Manifestación en el centro de Grahamstown...