Mañana hará trece años que estamos juntos. Trece años en los que hemos compartido muchos momentos preciosos y mágicos. Recuerdo como si fuera ayer la primera vez que vi su cara, me llamó la atención el intenso rojo de sus labios sobre su piel blanca, y me ganó desde el primer instante en que me miró con sus grandes ojos almendrados.
Todos estos años han pasado tan rápido que me cuesta pensar que mi pequeño Buda ya se ha convertido en un preadolescente de talla XL Sólo cuando su metro sesenta y cuatro se abalanza sobre mi para abrazarme como cuando era pequeño me doy cuenta de que está a punto de transformarse, que casi no le queda nada de niño, quizás algún miedo, de esos que se ahuyentan con una pequeña luz por la noche, pero poco más.
Espero que los malos momentos le hayan hecho más fuerte, que le hayan preparado para el mundo adulto en el que le queda poco para entrar. Sé que por lo menos le han ayudado a comprender que nada es inamovible, que todo puede cambiar, y que los cambios se superan.
“Soy muy feliz”, y mientras me lo dice por tercera vez en pocos días vuelvo a ver al niño sonriente que siempre estaba contento. Y yo también soy feliz.
Este creo que ha sido su último cumpleaños acompañado, han pasado los años de ludotecas, meriendas en el parque, cine y merienda en el burguer, laser-game, bolera… No creo que me pida que le organice su 14 cumpleaños, ahora empieza el momento “amigos”… y yo encantada.
Creo que me he ganado unas vacaciones en cuanto a fiestas infantiles se refiere.
Mañana le daremos Mónica y yo sus regalos y alguna sorpresa, pero esta noche le dedico una canción de su grupo y película favorita.
Aunque estos días se me acumulan las felicitaciones… así que está es para otro Acuario muy especial que también cumple años.