15 de enero de 2015
La música, se sabe, es arte en el tiempo. Cuando la oímos se combinan tres espacios de tiempo: el momento en que es interpretada y grabada; el momento en que la escuchamos, que puede ser una década o un año después; y finalmente el instante que la pieza nos recuerda.
No evocamos cada vez que oímos una pieza musical. A veces es puro decorado, algo que suena mientras hacemos otra cosa. Lo correcto sería apreciarla por lo que es y no por lo que evoca. Sin embargo, ¿cuántas canciones seguimos guardando por lo que recuerdan?