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Trigotto de setas

Publicado el 18 octubre 2013 por Carlos Carlos Egea García @vegetalytal
Trigotto de setas
Pinéalo Trigotto de setas

Comentario previo:

El nombre de este plato, trigotto, no es más que un juego de palabras entre trigo (ingrediente principal del mismo) y risotto (típica forma italiana de preparación del arroz). En esta elaboración tratamos al trigo tal como la haríamos con el arroz en la receta del risotto, cociéndolo de tal manera que vamos agregando poco a poco caldo hasta que está tierno, además de jugoso pero no caldoso.
El trigo es un ingrediente que ha quedado excluido de nuestras cocinas, probablemente por la dificultad que presentaba su preparación, ya que requería descascarillar y remojar antes de poder cocinarlo. En la actualidad ya podemos comprar en supermercados y grandes cadenas de alimentación un trigo preparado (al que denominan "trigo tierno") que solamente precisa de una cocción de 10 minutos para poder ser consumido.
Esta facilidad de preparación, sumada a la que supone poder comprar setas congeladas durante todo el año, hace que no podamos buscar excusas para eludir elaboraciones cómo ésta.
En cuanto a las setas, por supuesto que siempre es mejor comprar setas frescas. Pero en Murcia no es fácil a estas alturas del año hacerse con buenos ejemplares a precios asequibles. Las setas congeladas (mejor que las envasadas) pueden sernos muy útiles para paliar este problema y por un precio razonable. En concreto, para la presentación de la foto utilicé una mezcla de 5 variedades: setas de cardo, nakame, sitake, y dos tipos de boletus.  Es importante tener en cuenta la considerable merma que sufren las setas cuando se las cocina. Así que no nos parezca excesiva la cantidad que aparece en los ingredientes.
El tratamiento en el cocinado, como ha quedado dicho, es similar al que se somete el arroz en la preparación del risotto y su aderezo es sencillo pero de notable interés para el resultado final. Con la intención de dotar de un "recuerdo a monte", recurrimos a dos hierbas que tienen esa facultad: el tomillo y el romero. Si así se quisiera se puede añadir pimienta molida o, incluso, nuez moscada. Es cuestión de gusto personal, pero me inclino por dejar "limpio" ese recuerdo sin aumentar otros matices.
En muchos casos se recurre a usar nata al final de la cocción para dotar al plato de cremosidad. He utilizado un poco de mantequilla para dar brillo y untuosidad al resultado final, evitando cargar calóricamente el preparado tratando de uno enturbiar con más grasa la limpieza del sabor a campo y monte que pretendo en el plato.
El caldo vegetal lo he hecho a partir de mi concentrado, cuya elaboración realizo a partir de verduras ecológicas. Es una manera rápida de disponer caldo de calidad, pero existen marcas en el mercado que podrían sustituirlo con cierta elegancia.
En resumen, un plato muy sencillo y de una rápida preparación (en poco más de 15 minutos puede estar en nuestra mesa), que sólo tiene la pega de que requiere de nuestra permanente atención para ir poco a poco haciendo que el trigo absorba los sabores y jugos del guiso.
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