Buenas tardes, gente. Hoy vengo con una sesión de charlas; hace ya dos semanas me llamaron para dar unas cuantas a varios cursos de un instituto del pueblo de al lado.
La verdad es que dentro de un centro escolar ya me encuentro como en casa. Como siga así voy a tener que plantearme eso de estudiar magisterio (lo dudo, pero quién sabe). Yo siempre he tenido buen rollo con los chavales, creo que pocos no se ríen con mis chorradas y hoy pues ha sido más de lo mismo. Obviamente ha habido momentos serios en los que explicaba parte de mi forma de ver la vida, pero de vez en cuando se necesitan unas buenas carcajadas.
Normalmente suelo empezar todas igual y así lo hice salvo en la última; quería ser más breve para poder enfocarme más en el ámbito del deporte, puesto que eran chavales que iban a estudiar esa carrera. Yo en ese aspecto di bastantes vueltas: primero el patinete de toda la vida, luego la natación, el voleibol, el patín de dos ruedas, etc. Conté varios de mis porrazos, de los cuales algunos fueron para haberme matado, pero el subidón de adrenalina mereció la pena.
A las otras dos clases les conté lo que le he contado a prácticamente a todos y lo que muchos de los que me leéis ya conocéis: mi vida, mi forma de afrontarla y mi modo de verla, aunque todo esto con pequeñas variantes. Además, ¡ahora puedo hacer uso de mis vídeos! El más útil para estos casos es el de “¿Me perdonas?“, que como muchos ya sabéis, es una autocrítica muy buena que yo ya asumí hace tiempo y que intento llevar a rajatabla constantemente. Para los críos que están en la adolescencia les viene como anillo al dedo (y otra de mis bromas de mancos), incluso alguna que otra persona se emocionó, supongo que se vería reflejada en partes del texto.
El miércoles que viene me toca volver allí para darles la charla a otros cursos, así que ya volveré con más la siguiente semana.