Contentos, tristes, tristemente contentos, felizmente desechos,
molestos pero serenos, poco modestos y egocéntricos pero
buenos como versos rítmicos cantados a cielo abierto; así son
los bate mundos de estos tiempos. Y así se sienten los necios,
pesados pero ligeros. Epicúreos, Carpe-diem, atormentados,
atolondrados y eclécticos; y discúlpenme si con un solo género
hago distinción de sexos, pues de los dos sale uno por el medio.
Flacos, obesos, ojerosos, descontentos, descompuestos,
fotogénicos, artísticos, románticos y apuesto a que también
bandoleros y serios; pues escuché decir eso de ellos allá
adentro en el tintero, un día de esos que les cuento. Ahora no
porque ya está seco, pero vuelvo y les comento en otro verso,
sin complejos. Bipolares, andariegos, semejantes, diferentes,
democráticos, valientes, comerciales, concurrentes y sin miedo.
Y si no me paro los cuento enteros; los dos sexos, les reitero.
Metafóricos, dialecticos, empíricos, oníricos, patrióticos,
anárquicos, anímicos, nefastos, volcánicos, eróticos y dignos
en este y en otros siglos, así también los califican los heréticos;
esos leños de palos torcidos que se creen sabios y genios del
Olimpo, pero que no son más que unos ridículos vestigios. Y al
fin y al cabo me explico y comprenden lo que digo. Quien no
combata al destino, quemará sobre el camino su árbol seco.
¡Pues yo me paso de insectos; y me excluyo de perfectos!
Y tristemente contento no hablo de ellos.
Picture by Karel Salazar
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